Más de 2.000 personas se manifestaron hoy en Rabat con eslóganes de carácter político contra el «majzen» (el sistema) y en protesta por la muerte el pasado 30 de octubre de un vendedor rifeño de pescado que fue aplastado por las planchas de un camión de basura en Alhucemas (norte de Marruecos).
A imitación de las marchas que se llevan a cabo en Alhucemas casi a diario desde entonces, los manifestantes en Rabat salieron con numerosas banderas bereberes y casi ninguna marroquí y multiplicaron sus lemas contra la corrupción y la «hogra» (la humillación al ciudadano corriente).
«El pueblo quiere al que mató al mártir», fue la frase más repetida, junto a otras heredadas del movimiento de la primavera árabe como «Libertad, dignidad y justicia social» o «Somos bereberes, no indios», en alusión a unas famosas palabras del difunto rey Hasán II que calificó a los rifeños de «apaches».
Los lemas escritos en las pancartas o coreados por el público tenían un marcado carácter político y las alusiones al «sistema dictatorial» estuvieron presentes durante toda la marcha.
Los asistentes, de todas las edades, eran simpatizantes de movimientos izquierdistas y bereberes y desfilaron en perfecto orden por las calles de Rabat, con la policía vigilando muy discretamente desde las bocacalles aledañas, contrariamente al amplio despliegue de otras manifestaciones.
La inauguración mañana en la ciudad de Marrakech de la cumbre climática COP22, que atraerá a Marruecos a 20.000 participantes, y la consiguiente preocupación oficial en el país por evitar todo disturbio y dar una buena imagen parecen estar detrás de esta discreción inusual de la policía.
El movimiento bereber -organizador de todas las manifestaciones de los pasados días, pese a su desunión- ha vuelto a convocar a una marcha en Marrakech para el próximo sábado, en plena cumbre climática y en el mismo centro de la ciudad, lo que pondrá a prueba la tolerancia de las autoridades para con este movimiento de protesta.
