Un niño de un año sufrió daños en sus órganos y murió después que la celda de energía del tamaño de una píldora de un juguete se alojara en su garganta.
Hughie McMahon falleció después que una batería que se tragó convirtió su sangre en «ácida» y quemó un agujero del tamaño de cinco centavos en su corazón.
Sus padres, Christine McDonald de 32 años y papá Hugh McMahon de 29 informaron que han quedado devastados.
McMahon “se volvió flácido” después de ingerir la pila que se cree que cayó de un mono de peluche, y que luego se alojó en su esófago.
Niño pasó dos días luchando por su vida
Hughie McMahon duró dos días hospitalizado luchando por su vida, mientras sus padres vivían momentos de angustia y aflicción.
Sin embargo, tomaron la desgarradora decisión de apagar su máquina de soporte vital después de que médicos admitieran que no había nada más que pudieran hacer.
Después de su muerte, Hugh descubrió que faltaba una batería en el mono de peluche VTech Swing & Sing de su bebé.
El juguete contiene un mecanismo de plástico para simular un corazón que late.
Se cree que Hughie puso una de sus tres células de energía en su boca, provocando un daño catastrófico en sus órganos.
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¿Cómo las pilas de botón hacen daño a los niños?
Según reportes, miles de niños son hospitalizados en los departamentos de emergencias cada año después de ingerir baterías o pilas de botón o monedas de litio.
Pequeñas, brillantes y atractivas para los niños, las baterías de botón pueden causar lesiones graves e incluso la muerte si se tragan o se atascan en la nariz o el oído de un niño.
Su peligrosidad se debe a que este tipo de pila reacción a al contacto con la saliva y da como resultado sosa cáustica que puede producir quemaduras en boca y garganta, hemorragia interna y la muerte.
No obstante, este tipo de pilas son más populares y están muy presentes en nuestra vida diaria, es decir, haciendo funcionar las llaves del coche, mandos de la televisión o un montón de juguetes para niños.
Guardar pilas y baterías en lugares seguros
Ante estos casos, se recomienda guardar las pilas en un lugar seguro y fuera del alcance de los pequeños de la casa.
Así como desecharlas de manera sostenible y hablar con los niños sobre el peligro latente que suponen para que tomen conciencia de ello.
