La campaña de Hillary Clinton en Austin, el bastión demócrata de Texas, ha montado una tienda de mercadotecnia política con algunos de los artefactos más ingeniosos de la campaña. Y los mejores son aquellos diseñados por Trump en persona, aunque no lo sepa.
Dos camisetas recién incorporadas a la colección eran esta semana las estrellas de la tienda, metida en un rincón del hangar de un barrio de artistas del Este de Austin. “This bad hombre votes” (este hombre malo vota) y “This nasty woman votes” (esta mujer asquerosa vota). Ambas son salidas de tono pronunciadas por Trump en el último debate electoral, una sobre los inmigrantes hispanos y otra sobre Clinton.
A Trump se le da muy bien al menos una cosa: el branding y la mercadotecnia. El regalo que ha hecho con sus eslóganes a los demócratas no tiene precio. Camisetas y tazas de “nasty woman” y “bad hombre” han invadido Internet desde hace diez días. Estas son de una imprenta sindical local, Bumperactive, y solo se puede encontrar en la sede de los demócratas de la ciudad más progresista de Texas. El sábado, el alcalde de Austin, Steve Adler, el congresista Lloyd Doggett, más los hermanos Julián y Joaquín Castro, posaban con camisetas de “bad hombres”. Ese día la tienda hizo 5.000 dólares de caja. Desde agosto, llevan 85.000 dólares en ventas.
