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Anappara escribe novela sobre desaparición de niños en India, para despertar conciencias

La vulnerabilidad de los menores en la India es aún mayor en el caso de las niñas

Madrid.- La escritora Deepa Anappara conoció como periodista la desaparición de niños en los barrios más desfavorecidos de la India (se calculan en unos 180 al día) y ahora ha llevado su historia a una novela con la que quiere despertar conciencias en Occidente.

«Los detectives de la línea morada», editada en español por Destino, aborda una realidad de las calles que Deepa Anappara descubrió cuando escribía como periodista sobre derechos humanos y el impacto de la violencia religiosa en la educación de los niños, una situación conocida en su país pero que no forma parte de las preocupaciones del día a día de la población, asegura en una entrevista con Efe.

Su protagonista es Jai, un niño de 9 años que vive con su familia «al final de la línea morada de metro», en un revoltijo de casas con techos de hojalata. Seguidor de los programas de casos policíacos, cuando un compañero de clase desaparece, decide usar las habilidades para resolver crímenes que ha aprendido en la televisión.

«El protagonista del libro es un reflejo muy fidedigno de los niños que entrevisté. Jay y sus amigos tienen un alto grado de inocencia porque no llegan a entender de manera completa la situación por la que están pasando y eso es lo que les aporta la valentía para lo que se enfrentan a diario: su perspectiva de niños», indica.

Menores que se centran en el presente porque viven en circunstancias muy difíciles y cuyas preocupaciones «tienen que ver más con encontrar comida en el día a día, no tienen tiempo para sentir, ni siquiera miedo, ni pueden distinguir lo que está bien de lo que está mal», explica Anappara, que vive actualmente en Gran Bretaña.

Sostiene que el tráfico de menores es un problema bastante común en la India, uno de los países «fuente» de estos niños, junto a países cercanos como Nepal o Bangladesh. Y la razón es la pobreza, asegura.

«Incluso a veces los padres se muestran abiertos a entregar a sus niños». Los abordan por la calle personas y les convencen de que les dejen a sus hijos porque les darán la oportunidad de ir al colegio. Y cuando algo de esta naturaleza les sucede a personas muy pobres «es muy fácil tanto para las fuerzas policiales como para los políticos ignorar su situación», recalca la escritora.

La corrupción policial es una realidad en la India «y estos casos suelen arrojar luz no solo sobre esa corrupción, sino también sobre su negligencia y su incompetencia», añade.

Reconoce no obstante que desde que realizó las entrevistas a menores para sus trabajos periodísticos a la actualidad se han desarrollado algunas iniciativas gubernamentales para impedir el tráfico de menores, como colgar carteles en los trenes, dar incentivos a los policías que desarticulen este tipo de mafias o los cruces de las imágenes de las cámaras de seguridad de las calles con las de los niños desaparecidos.

Pero cree que las leyes vigentes contra el tráfico de menores no están siendo llevadas a la práctica en el día a día.

Para Deepa Anappara, la «gran asignatura pendiente» de la India es la educación que, aunque es un derecho constitucional hasta los 15 años, en la práctica no se les garantiza ya sea porque tienen que trabajar o porque las infraestructuras de los colegios son muy pobres, recalca la escritora.

«De lo que no me cabe duda es de que los políticos no tienen ningún interés por el tema de la educación» y de que solo hay una pequeña excepción en el gobierno de Delhi. «En términos generales, el Gobierno ha ignorado por completo el tema de la educación cuando muchos padres mandan a sus niños al colegio porque es donde van a garantizarles la única comida del día», agrega.

Una situación que, subraya Anappara, ha empeorado por la pandemia de coronavirus porque las escuelas están cerradas desde marzo y muchos padres se han visto obligados a mandar a sus hijos a trabajar.

La periodista y escritora, que confía en que esta novela sirva para crear un poco de conciencia sobre esta situación, especialmente fuera de la India, defiende el papel de denuncia social de la literatura.

«Hay escritores que escriben para entretener, pero en mi caso es muy difícil no tener un enfoque político; no sería capaz de escribir solo con el propósito de entretener al público», recalca Anappara que insiste: «dada la sociedad de la que provengo, sería imposible para mí ignorar estas circunstancias; tengo la responsabilidad de reflejarla en mis libros».

Fuente: EFE

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