El huracán Matthew se dirige a Carolina del Sur, en la costa este de Estados Unidos, después de dejar el peor balance en el Caribe. La destrucción ha sido notable a su paso por Haití, el país más pobre de América, que en los últimos años se ha visto obligada a asimilar una catástrofe tras otra.
Es esa precariedad en la recuperación de las continuas calamidades lo que explica el alcance de Matthew, que ha dejado 877 muertos, según los últimos datos oficiales. La debilidad de las casas impone una nula resistencia al huracán. También se suma el hecho de que las pobres infraestructuras han aislado a decenas de poblaciones, que van elevando el número de muertos conforme reestablecen la comunicación.
Las inundaciones azotaron clínicas rurales que ya atendían a heridos, la comida ha empezado a escasear y el cólera va cobrándose vidas día tras día.
Según la ONU, hay más de 1,5 millones de damnificados y 350.000 necesitan ayuda inmediata.” La mayor preocupación ahora es evitar el surgimiento de casos de cólera en las zonas inundadas”, alertaron organizaciones de ayuda humanitaria. Por el momento, se han reportado una veintena de nuevos casos tras el huracán, ya que el agua de las inundaciones se ha mezclado con aguas fecales.
En la ciudad de Jérémie, la más damnificada, el 80% de las viviendas están reducidas a escombros, según la organización humanitaria Care. “Las únicas carreteras de conexión están intransitables, por lo que la gente recibe muy lentamente dinero y alimento”, señaló el director de la organización en el país, Jean-Michel Vigreux.
El Ejército de Estados Unidos ha enviado helicópteros y ayuda a la isla. La Unión Europea, por su parte, ha anunciado una ayuda adicional de 1,5 millones de euros sobre los fondos ya destinados. Además, un equipo de expertos del bloque viajará al área de la catástrofe para prestar apoyo en temas médicos y sanitarios.
