El pontífice celebró este sábado una misa en la Basílica de Santa María de Guadalupe, en su primera jornada del viaje a México. Posteriormente rezó en silencio ante la imagen de la Virgen de Guadalupe, la venerada patrona de México y de las Américas.
El sumo pontífice confesó que su «deseo más profundo es pararme a rezar ante la Virgen de Guadalupe», cita ‘El Sol de México’.
«En ese amanecer Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder e incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos», señaló durante la misa. El papa Francisco obsequió una diadema de oro y plata a la Basílica.
