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Descubres las cosas que los terapeutas perciben instantáneamente en una pareja

Descubres las cosas que los terapeutas perciben instantáneamente en una pareja
Descubres las cosas que los terapeutas perciben instantáneamente en una pareja

El terapeutas se da cuenta de muchas cosas sin que los pacientes lo expresen 

Un terapeuta matrimonial —aunque lleve años ejerciendo la profesión— no puede conocer el historial completo de una pareja tras la primera sesión de terapia, pero sí se da cuenta de muchas cosas (el hecho de que alguno de los miembros de la pareja intente no mantener contacto visual, por ejemplo, vale más que mil palabras).

A continuación, distintos terapeutas matrimoniales comparten nueve cosas que descubren en la primera sesión de terapia.

1. Saben cuándo les mienten

«Lo que cuenten los pacientes en una sesión tiene que tener sentido. Si no lo tiene, sé que alguno de los dos (o los dos) me está ocultando información. La dificultad reside en que hay personas que encubren las cosas, que se preocupan por lo que yo pueda pensar o que tienen una percepción distorsionada de la realidad». – Becky Whetstone, terapeuta familiar y matrimonial de Arkansas (Estados Unidos)

2. Saben si las terceras personas son más que amigas

«Nos damos cuenta de si uno de los dos está enamorado de otra persona. ¿Qué le delata? Que defiende con mucha firmeza a un amigo que, según su pareja, ha sido perjudicial para la relación. Cuando uno quiere a su pareja y quiere evitar la separación, es fácil reconocer las peticiones desesperadas que hace sobre la otra persona». Laurel Steinberg, sexóloga y profesora adjunta de psicología de la Universidad de Columbia residente en Nueva York (Estados Unidos)

3. Por el lenguaje corporal, saben si sus pacientes se están inventando una historia

«Los terapeutas matrimoniales experimentados sabemos interpretar las señales. Vamos más allá de las palabras y nos fijamos en las cuestiones subyacentes y en el lenguaje corporal de la pareja que se sienta delante de nosotros. Cuando veo que uno de los dos se inclina, intenta tocar al otro, asiente y hace gestos dirigiéndose a su pareja y que el otro se aleja e intenta no mantener contacto visual, sé que tenemos un problema. Se diga lo que se diga verbalmente, el lenguaje corporal reclama mi atención a gritos, y por eso es importante que yo lo escuche». – Vikki Stark, psicoterapeuta y directora del Sedona Counselling Center de Montreal (Canadá)

4. Saben si uno de los miembros de la pareja es un abusón

«Es bastante fácil porque normalmente las parejas intentan intimidarme. La diferencia está en que yo no llevo años viviendo con ellos y no tengo la autoestima hecha trizas, así que no tengo miedo de los abusones. Los abusones suelen recular cuando se ponen las cartas sobre la mesa y se les dice dónde tienen la puerta si no quieren recibir ayuda». – Stephanie Buehler, psicóloga residente en California (Estados Unidos)

5. Saben cuándo sus pacientes están dispuestos a reconocer sus errores

«De buenas a primeras, pido a uno de los miembros de la pareja que describa por qué han llegado a esa situación y de qué manera les puedo ayudar. Luego les pido a los dos que me describan cómo contribuyen al problema. Si son capaces de darme una respuesta, aunque sea breve, a esta pregunta, sé que la pareja se encuentra en la dirección adecuada para desarrollar una relación más satisfactoria. Quiero ver que mis pacientes reconocen lo que hacen, que son conscientes. En el momento en el que uno de los dos describe cómo contribuye al problema, al otro se le nota el alivio en la cara y la energía de la sala cambia por completo». – Elisabeth J. LaMotte, psicoterapeuta y fundadora del DC Counseling and Psychotherapy Center

6. Saben si uno de los miembros de la pareja es sobreprotector

«Se sabe si uno de los integrantes de la pareja es sobreprotector porque responde a las preguntas por el otro o porque defiende su comportamiento. Cuando le pregunto a uno algo como, por ejemplo: ‘¿Bebes todas las noches?’ y el otro se apresura a contestar: ‘Bebe como todo el mundo’, me da la sensación de que esa persona puede estar excusando el comportamiento de su pareja en otros ámbitos también. Esto muchas veces da lugar a que se genere una dinámica paternofilial en la que uno de los miembros de la pareja adopta el papel de cuidador del otro de una forma muy poco útil». – Samantha Rodman, psicóloga de Maryland (Estados Unidos).

7. Saben si sus pacientes deberían haber recurrido a la terapia mucho antes

«Hay estudios que sugieren que la mayoría de las parejas dejan pasar seis años desde que surge el problema hasta que buscan ayuda. También sabemos que la mayoría de las parejas que se divorcian lo hacen en los siete primeros años de matrimonio. La pareja promedio vive en la infelicidad durante demasiado tiempo». – Zach Britte, terapeuta y fundador del curso online de terapia matrimonial forBetter

8. Saben si la pareja tiene una base sólida por la que comenzar

«Como terapeuta matrimonial que soy, me doy cuenta de si hubo un momento en el que la pareja estaba íntimamente unida y de si había entre ellos una conexión que se pueda recuperar. Normalmente, la tensión se reduce cuando me cuentan cómo fue el noviazgo en sus inicios o qué cualidades del otro les llevaron a salir juntos. Cuando una pareja está tan anclada en lo negativo que le resulta difícil recordar un momento especial de la relación, hay menos probabilidades de que su situación tenga solución». – Linda Lipshutz, terapeuta matrimonial y familiar de Florida (Estados Unidos)

9. Saben si sus pacientes ya lo han dado todo por perdido

«Además de un obstáculo, cualquier signo de que el matrimonio se da por perdido puede resultar relevante para la terapia. A veces la pareja ya ha consultado a un abogado para divorciarse y, otras, simplemente uno de los dos ya ha dejado claro que quiere pasar página y seguir con su vida. El problema no es que alguno se haya planteado emprender el procedimiento legal de disolver su matrimonio, sino que se haya imaginado un futuro sin su pareja. Es la mentalidad. En vez de centrarse en proteger y salvar su matrimonio, uno de los miembros de la pareja empieza a centrarse en protegerse a sí mismo y su lenguaje corporal empieza a ser más individualista. La terapia de pareja no puede ser eficaz sin que las dos partes se impliquen en la relación durante, al menos, el futuro próximo». – Alicia H. Clark, psicóloga residente en Washington D.C. (Estados Unidos)

 

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