Los diferentes tipos de té son reconocidos por sus distintos beneficios para la prevención de una serie de enfermedades. Cada tipo de té tiene sus características. Recientemente, se descubrió que el té negro podría tener un efecto muy positivo sobre los niveles de azúcar en la sangre. Pero, también se descubrió sus beneficios en la sensibilidad a la insulina y que incluso podría contribuir a prevenir la diabetes tipo dos.
Según expertos, durante la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), las personas que consumen té negro cada día presentan un menor riesgo de sufrir prediabetes. Esta enfermedad es una condición que se caracteriza por tener niveles de glucosa sanguínea más altos de lo normal. Pero, que aún no son lo suficientemente altos como para considerarse diabetes tipo dos.
El té negro puede reducir la diabetes tipo dos hasta un 47%
Esta investigación se realizó en China con la participación de más de 1.900 personas. Determinaron que beber té de forma habitual, sobre todo el negro, se asocia a un menor riesgo tanto de prediabetes como de diabetes tipo dos. De hecho, los científicos demostraron que las probabilidades de sufrir la diabetes tipo dos se redujeron hasta un 47% en aquellas personas que bebían té negro a diario.
A pesar del avance, aún no concluyen la investigación. Afirman que todavía hace falta investigar más en profundidad los beneficios de consumir este tipo de té para la prevención de la diabetes. La bebida demostró ser lo suficiente eficaz para reducir la inflamación y mejorar la sensibilidad a la insulina. Además, el té negro está lleno de antioxidantes que juegan un papel importante a la hora de reducir el estrés oxidativo y provoca menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.
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Según, reveló la décima edición del Atlas de la Federación Internacional de la Diabetes (o FID, por sus siglas en inglés) hay unos 5,1 millones de españoles adultos que viven con la diabetes y que esta cifra incrementó en un 42% desde el 2019. La prevalencia de la diabetes en España alcanzó el 14,8%, según datos de la FID, y se estima que afecta a uno de cada siete adultos, la segunda tasa más alta de Europa.
Padecer de enfermedades puede causar complicaciones graves y potencialmente mortales cuando no se detectan a tiempo. Enfermedades como los infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, ceguera o amputación de miembros inferiores.
