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Gobierno español no pidió respiradores a la única fábrica nacional hasta que hubo 600 muertos

Los primeros 100 respiradores encargados por Moncloa no fueron entregados

El Gobierno tardó más de una semana en pedirle respiradores a la única empresa que los fabrica en España, a pesar de que el mercado internacional llevaba días colapsado y los importadores habían advertido de que las comunidades autónomas no lograban conseguir unidades.

Los primeros 100 respiradores encargados por Moncloa no fueron entregados al Ministerio de Sanidad hasta este viernes, tres semanas después de la declaración del estado de alarma y ya con 10.935 fallecidos por Covid-19 en toda España, según las estadísticas oficiales.

Pedro Sánchez apadrinó la entrega visitando este viernes la planta del fabricante, Hersill, una pyme de Móstoles con apenas 60 empleados que se dedica desde los años 70 a la producción de material sanitario.

A petición del Ejecutivo, la compañía firmó un acuerdo con una industria de material de Defensa, la también española Escribano Mechanical & Engineering, para producir a gran escala uno de sus respiradores portátiles, el Vitae 40, de fácil uso. En total, ambas han anunciado que pretenden producir para Sanidad hasta 5.000 unidades de ese modelo en unas ocho semanas.

Puede que lleguen tarde. Los expertos y el Ministerio coinciden en que la peor parte de esta primera ola de coronavirus ya ha pasado. Los ingresos hospitalarios están descendiendo, así como el número de pacientes en las unidades de cuidados intensivos, donde se utiliza fundamentalmente la ventilación mecánica para insuflar oxígeno en los pulmones más castigados por el SARS-Cov-2.

Los respiradores de Hersill y Escribano habrían sido más útiles durante las últimas tres semanas de marzo, cuando colapsaron las UCI de la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Cataluña y parte de los contagiados no pudieron ser asistidos con ventiladores por la escasez de aparatos.

Moncloa perdió días que podrían haber dibujado otro escenario. Según fuentes conocedoras de la operación, el Gobierno no llamó a Hersill y Escribano para pedirles que fabricaran todos los respiradores que pudieran hasta el día 18 de marzo, cuatro jornadas después de la declaración del estado de alarma y nueve días después de que la epidemia se descontrolara (9 de marzo) y la Comunidad de Madrid decidiera cerrar los colegios.

La tardanza provocó que, al menos hasta el 18 de marzo, con 598 muertes acumuladas, el único fabricante de ventiladores en España ralentizara incluso su actividad. Los responsables de Hersill declararon a Vozpópuli días antes que una parte de su plantilla estaba teletrabajando por la nueva situación sanitaria

En aquella semana ya se sabía que en torno a un 20% de los infectados con síntomas podía requerir soporte ventilatorio y las comunidades autónomas se lanzaron a tratar de conseguir dispositivos. Como publicó este diario, los importadores alertaron de que el ‘stock’ se estaba agotando y era imposible satisfacer tanta demanda.

Fuente: elconfidencial

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