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El G7 llega a un acuerdo para reformar el sistema fiscal global

El acuerdo establece un impuesto mínimo de sociedades de “al menos un 15%”.

Londres.- Las economías más desarrolladas del mundo, reunidas en el G-7, llegaron este sábado en Londres a un acuerdo “histórico” sobre la reforma del sistema fiscal global, según anunció el ministro británico de Finanzas, Rishi Sunak. El acuerdo requerirá que los gigantes tecnológicos multinacionales hagan una mayor contribución fiscal.

En el comunicado hecho público este sábado se plasma la solución provisional a los dos principales escollos que enfrentaba la reunión. El acuerdo establece un impuesto mínimo de sociedades de “al menos un 15%”. De ese modo, se abre la posibilidad de elevar ese suelo que había propuesto Estados Unidos. Se vincula además el avance en la medida a la eliminación del gravamen por servicios digitales que algunos países, como el Reino Unido o Francia habían impuesto unilateralmente con la oposición de Washington.

“Facilitaremos la coordinación apropiada entre la aplicación de las nuevas normas impositivas internacionales y la retirada de todos los impuestos sobre servicios digitales, y otras medidas relevantes similares, sobre todas las compañías. Nos comprometemos a un impuesto mínimo global de al menos el 15%, aplicado por cada país”, afirma el texto resultado de la reunión. Estados Unidos quería la eliminación inmediata del gravamen digital, pero sus aliados europeos temían que de ese modo las grandes tecnológicas pasarían a pagar ya menos, mientras el Congreso estadounidense tardaría aún tiempo en aprobar la legislación derivada del nuevo acuerdo.

“Mis homólogos de finanzas y yo hemos llegado a un acuerdo histórico sobre la reforma fiscal mundial que exige a los mayores gigantes tecnológicos multinacionales que paguen su parte justa de impuestos”, ha explicado Sunak en la red social, donde ha adelantado una parte de lo acordado en la reunión, celebrada en el palacete de Lancaster House, en el centro de Londres. Los ministros del G-7 (Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá, Italia y Japón) acordaron el suelo impositivo, aunque el pacto será analizado en la reunión de ministros de Finanzas del G-20 —países desarrollados y emergentes— y de gobernadores de bancos centrales que se celebrará en julio en Venecia.

En ese comunicado oficial destacan su compromiso para “garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas” muy tocadas por la pandemia, y aseguran que “es vital seguir aprendiendo lecciones de la Covid-19″, para garantizar que el mundo esté preparado para futuras pandemias.

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El pacto está pensado para adaptar el sistema fiscal a la era digital global. “Es crucial asegurar que es justo, de modo que las compañías correctas [los gigantes tecnológicos] pagan el impuesto adecuado en el lugar correcto y eso es un precio enorme para el contribuyente británico”, añadió el titular británico de Finanzas sobre una cuestión que se ha debatido durante la última década pero sin llegar a consenso. Hasta ahora.

El descomunal gasto público con el que los países han tenido que responder al embate de la pandemia ha acelerado debates que se arrastraban durante años. En concreto, el de la necesidad de un sistema fiscal justo y eficaz en la era de la economía digital. Los ministros de Economía del G-7, reunidos desde el viernes en Londres ya se mostraron optimistas desde el inicio del encuentro.

La reunión de Londres es el primer encuentro cara a cara de los responsables de Finanzas de las siete economías más avanzadas del mundo desde que la crisis del coronavirus acabó con las grandes reuniones presenciales. Antes de comenzar una intensa discusión, sus participantes leyeron el viernes la carta abierta firmada por los ministros de las cuatro mayores economías de la eurozona, publicada en EL PAÍS y los principales periódicos europeos.

“El dumping fiscal no puede ser una opción en Europa ni en ningún país del mundo”, afirmaban en el texto la española Nadia Calviño, el francés Bruno Le Maire, el alemán Olaf Scholz y el italiano Daniele Franco. “Esta práctica solo llevaría a una caída aún mayor de la recaudación del impuesto sobre sociedades, más desigualdad y la imposibilidad de financiar los servicios públicos básicos”. Denunciaban los cuatro la práctica llevada a cabo por las grandes tecnológicas de desplazar sus beneficios globales a aquellos territorios ―Irlanda, por ejemplo― que les ofrecen mayores ventajas fiscales. Eso a pesar de que su presencia es ya global, y sus ventas y beneficios son particulares en cada país concreto.

La convicción de que hoy más que nunca resulta necesaria una coordinación impositiva que evite la existencia de ganadores y perdedores en la nueva economía digital ha concitado en pocos meses el consenso que se persiguió sin éxito durante años. La nueva Administración estadounidense de Joe Biden fue la que puso sobre la mesa la cifra del 15% ―aunque inicialmente propuso un 21%―.

Fuente: EFE/El País

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