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Barcelona celebra concierto para poner a prueba su control sanitario en eventos

Barcelona celebra concierto para poner a prueba su control sanitario en eventos

Los asistentes utilizaron mascarillas FPP2, ofrecidas por los organizadores del concierto

Barcelona.- Una noche como si no hubiera existido la pandemia, si pasas por alto las mascarillas que resaltan en el mar de gente agolpada en la sala de conciertos del Palau Sant Jordi de Barcelona.

Este sábado, 5,000 aficionados de la música rock disfrutaron de la presentación del grupo Love of Lesbian, una experiencia inimaginable en los tiempos que corren pero posible gracias a las estrictas normas que se debían cumplir antes y durante del concierto, reseñó Europa Press.

Los asistentes utilizaron mascarillas FPP2, ofrecidas por los organizadores del concierto, y se sometieron a una PCR y un test de antígenos que fueron verificados ante de ingresar al recinto. Sólo 6 de las 5.000 pruebas fueron positivas.

Había entradas separadas para cada una de las tres zonas abiertas para el público, zonas de bar e instalaciones sanitarias. A los espectadores no se les permitió pasar de una zona a otra. Hubo una ventilación particularmente fuerte durante toda la velada, según señalaron los organizadores.

El concierto se produce después de un año sin precedentes. Con varios confinamientos, distanciamiento social y muy poca interacción interpersonal.

«Llevamos casi un año sin conciertos y la verdad es que con ganas de ver música en directo y con el ambiente habitual, eso de estar sentados no es lo mismo», dice a Euronews Marc Rossell, de 38 años, mientras hace la fila para el ingreso a la sala.

«Fue súper, en realidad incluso mejor que antes del coronavirus, porque toda la gente estaba tan increíblemente feliz y exuberante, porque por fin podían ser ellos mismos, podían volver a estar en un concierto. Muchos bailaron y cantaron bajo la mascarilla», dijo Rubén Casado a la prensa alemana.

Las entradas se agotaron en tan solo un día a un precio de entre 23 y 28 euros. Este concierto ha costado 200,000 euros a los organizadores, pero eso es lo de menos, lo que quieren ahora es demostrar al mundo que se puede disfrutar de música en directo y volver a reabrir los conciertos y festivales este verano.

En Madrid ya se había celebrado un concierto del cantante Raphael poco antes de Navidad con también unos 5000 participantes, pero sin ningún acompañamiento científico. Los espectadores tuvieron que sentarse y mantener la distancia.

Fuente: Globovisión |EuropaPress

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