España.- La Audiencia Nacional envió la investigación del caso Neymar a los juzgados de Barcelona al estimar los recursos de apelación del actual presidente del club, Josep María Bartomeu, su antecesor Sandro Rosell y el propio Barça y aceptar que no se cumplen los requisitos para que la causa sea competencia de la Audiencia Nacional.
En el auto, de la sección tercera de la Sala de lo Penal, los magistrados analizan las diversas razones alegadas para llevar la causa a Barcelona. Entre esos motivos, explican que el supuesto daño cometido por los dirigentes del club en las cuentas del Barça, uno de los delitos en juego es el de administración desleal, según el cual Rosell perjudicó económicamente al club al esconder el coste real del fichaje, se materializó en Barcelona y no en Brasil, donde se firmaron los contratos.
En concreto, la resolución judicial defiende que «los fondos distraídos fraudulentamente se encontraban en las cuentas del FC Barcelona, ya que es desde allí desde donde se ordenan las transferencias, con independencia del destino de los fondos, para lo que la intervención de los sujetos de nacionalidad española en el extranjero, en este caso Brasil, resultaría intrascendente».
Otro de los motivos por los que el juez que comenzó la investigación del caso Neymar, Pablo Ruz, mantuvo la causa en la Audiencia Nacional era la abultada cuantía del fraude, de unos 13 millones de euros. La Sala de lo Penal corrige esta posición y argumenta que «la cuantía tampoco parece excesiva, no ha producido ni grave repercusión a la economía nacional ni grave quebranto en el tráfico mercantil, ni se trata de una causa compleja», razones que hubieran sido suficientes para aceptar la competencia de la Audiencia Nacional.
Esta decisión llega, en cualquier caso, después de que el sucesor de Ruz al frente del juzgado central de instrucción número cinco, José de la Mata, cerrara la investigación y abriera juicio oral contraBartomeu, Rosell y el Barça por tres delitos contra la Hacienda Pública y uno societario. Según el magistrado, tanto Rosell como Bartomeu ocultaron el coste real del fichaje del brasileño, que ascendería como mínimo a 83,3 millones de euros, y dejaron de pagar a Hacienda 13 millones en los impuestos correspondientes a los diferentes contratos de la operación.
En ese proceso, Rosell ideó un plan para esconder el coste en una maraña de contratos que solo tenían la intención de fichar a Neymar a pesar de sus diferentes apariencias, y adoptó una estrategia para eludir las retenciones de Hacienda. El actual presidente, Bartomeu, mantuvo el esquema defraudatorio cuando llegó a la presidencia del club en enero de 2014, después de la dimisión de Rosell.
