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Djokovic destrona a Nadal en un partido para la historia

El serbio salió victorioso de una batalla memorable que se resolvió en cuatro sets después de que el español tuviera serias opciones de ganar el tercero.

Un regalo al deporte mundial y un monumento digno de ser Patrimonio de la Humanidad. Solo así se puede definir el duelo entre Rafael Nadal y Novak Djokovic en este Roland Garros 2021, uno de esos encuentros que se quedan grabados a fuego en el imaginario colectivo y dan sentido a una vida.

El tenis es lo que es gracias a estos dos hombres que lograron que las autoridades galas obviaran el toque de queda para que el público asistente pudiera ver el final del encuentro.

El resultado terminó decantándose del lado de Djokovic por un marcador de 3-6 6-3 7-6 (4) 6-2, en un duelo repleto de matices y puntos para el recuerdo que, para muchos, es ya uno de los mejores partidos de la historia de este.

El primer set comenzó tal y como se desarrolló la final del pasado año, con un Nadal avasallador, volando por la pista y neutralizando todo argumento del serbio. Si bien es cierto que los dos primeros juegos fueron antológicos y hubo alternativas para ambos, el hecho de perderlos pareció descolocar un poco a Djokovic, que bajó el nivel hasta el 5-0 del español.

El marcador era tan contundente como engañoso, ya que era evidente que la reacción llegaría y no se hizo esperar.

Novak comenzó a ser más agresivo e implantó una fórmula táctica que emplearía con mucho tino durante el resto del encuentro, como fueron las bolas altas desde situaciones defensivas.

Hizo tres juegos consecutivos, levantó un 40-0 a Rafa en el noveno juego, pero el español tuvo la capacidad de cerrar el parcial apoyándose en su saque.

La igualdad que se vivió desde los compases iniciales de la segunda manga fue absolutamente descomunal, la prueba irrefutable de que se estaba fraguando algo histórico.

Dos leyendas batiéndose el cobre a tumba abierta, con intercambios absolutamente vibrantes, matices tácticos permanentes y cambios de altura y velocidad solo al alcance de dos mentes maravillosas.

Se sucedían las dejadas, las intrahistorias buscando adquirir la iniciativa para dictar ley y las recuperaciones milagrosas para pasar de la defensa al ataque en un pestañeo.

Golpeó primero Novak, poniéndose 2-0, igualó Nadal y el serbio volvió a irse hasta el 4-2.

Fue el séptimo juego absolutamente clave, con varias bolas de break para el español que no pudo convertir.

Lo intentó hasta el final, pero Djokovic cerró con solvencia al servicio.

Nadal terminó el partido con 8 dobles y perdió una bola de set en la tercera manga

No hacía más que crecer el encuentro, las condiciones nocturnas provocaban una severa dificultad para que los servicios marcaran diferencias y en el tercer parcial era una martirio para cualquier de ellos desbordar al otro desde el fondo de pista.

Solo a base de potencia, habilidad, trabajo duro y una paciencia infinita conseguían desequilibrar la balanza de un lado u otro. Djokovic estaba superior en los compases iniciales y provocaba que cada juego del español al saque fuera una pesadilla.

Hizo break, no pudo mantenerlo y siguió perseverando después para volver a abrir brecha. Llegó a estar con 5-4 y 30-0, pero surgió el mejor tenis y carácter competitivo del balear para equilibrar el marcador.

La sensación era que podía ser determinante la resolución de un set tan igualado. Cada juego era una batalla y Nadal llegó a disponer de una bola para ganarlo restando con 5-6. Lo solventó el serbio con una dejada asombrosa y encaminó el parcial a un tiebreak no apto para cardiacos. Nadal empezó con una doble falta, pero recuperó terreno pronto, hasta que llegó uno de esos momentos dramáticos que marcan la diferencia en un partido como este.

Con 4-3 en la muerte súbita para el balcánico, hubo un punto memorable que el español tuvo en su mano con una volea muy cómoda. La tiró fuera, golpeándola tarde y se echó las manos a la cabeza, consciente de lo que significaba ese error.

Djokovic registró 50 golpes ganadores y 37 errores no forzados

El cuarto set comenzó con Nadal desatado, buscando abrir brecha aprovechando una cierta relajación del serbio consiguió hacerlo, pero merced a un rendimiento milagroso propio y no porque Novak bajara el pistón, de hecho, no tardó nada el número 1 del mundo en recuperar el terreno perdido y situarse con 3-2 arriba, momento en el que Nadal dio un pequeño bajón.

Lo aprovechó para volver a dar un zarpazo que parecía definitivo, situándose con break de ventaja. Lo cerró con solvencia, demostrando que en esta ocasión fue el mejor.

Novak Djokovic presenta sus credenciales a ganar Roland Garros 2021, pero también a ser el mejor de la historia.

Más contenido por Manuel Acevedo

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