Resto del Mundo

El drama de las residencias de ancianos en Europa: sus trabajadores cuentan lo mejor y lo peor

Más de un cuarto de los mil empleados del centro han sido contaminados y están de baja por enfermedad

«En los últimos cuatro días, en cada turno en el que he estado, hemos perdido a alguien, por desgracia», lamenta una cuidadora de mayores. Fue testigo de la tragedia que se desarrolla en muchas residencias en Europa.

Según un estudio reciente, representan en promedio la mitad de las muertes causadas por la COVID-19. Pero, ¿se pudo haber evitado? Hablamos con las familias, los cuidadores y las asociaciones de víctimas de los países más afectados. Nos hablan de las peores, pero también, de las mejores prácticas que han presenciado.

Milán, capital de Lombardía en Italia, es la región en la que el coronavirus se cobró más víctimas. Allí visitamos uno de los centros geriátricos más grandes de Europa, con mil residentes.

Más de 200 de ellos han muerto allí desde el comienzo de la crisis. Se está llevando a cabo una investigación por «homicidio y negligencia».

Pietro la Grassa, sindicalista que trabaja en la farmacia del centro, dice que se podrían haber salvado muchas vidas si las medidas preventivas no se hubieran retrasado durante semanas. »

Desde principios de marzo, algunos empleados tomaron la iniciativa de ponerse máscaras. Fueron reprendidos y obligados a quitárselas, con el pretexto de que asustaban a los pacientes.

Además, la región necesitaba liberar camas de hospital, en previsión de lo que podría suceder con la COVID, y asignó a los pacientes a residencias. Desafortunadamente, no había controles en estos lugares!», denuncia.

Más de un cuarto de los mil empleados del centro han sido contaminados y están de baja por enfermedad. Sin personal, los equipos están exhaustos y consternados.

«Para aquellos de nosotros que aún trabajamos en la residencia, no se hizo ningún tipo de pruebas. Y continúan moviéndonos de una unidad a otra como si nada hubiera pasado», asegura la enfermera Nadia Mordini.

Los trabajadores de las residencias de ancianos de toda Europa dicen que las malas prácticas están muy extendidas. Para el asistente español David Pérez, la situación es insostenible: «Los muertos… tuve que ponerlos en bolsas. Tuve que estirarlos porque murieron arrugados así, fui testigo de esto. Tuve que cerrar sus ojos. Tuve que llevarlos a la morgue. Y cuando la morgue estaba llena, los llevé al párking subterráneo.

Si se hubiera abierto una unidad de aislamiento desde el principio, donde cualquiera con síntomas hubiera sido trasladado, y los otros residentes hubieran quedado en sus habitaciones, y si todos los cuidadores hubieran tenido el equipo de protección que tardó dos semanas en ser entregado, puedo asegurarles que la propagación del virus dentro de la residencia no hubiera ocurrido!»

Fuente: Euronews.

Más contenido por Rosa Reyes

Más noticias