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Se dispara la compra de armas en EEUU por temor al caos durante la pandemia

Las armas parecen ser también un bien de primera necesidad por la enorme demanda de los últimos días

La ciudad de Los Ángeles vive en estado de pánico desde que se anunció la cuarentena por el coronavirus. Los residentes hacen acopio de alimentos, medicinas, productos sanitarios básicos… Pero las armas parecen ser también un bien de primera necesidad por la enorme demanda de los últimos días.

Numerosos angelinos, y estadounidenses a lo largo y ancho del país, se han lanzando a comprar fusiles y pistolas. Empleados de la armería «Burbank Ammo and Guns», en el norte de la ciudad californiana, aseguran a ABC que se están viendo inundados por clientes en busca de armas y munición, gente que hasta la semana pasada no poseía ni licencia para comprar.

Esta misma semana, Connor Brandt, de 23 años, estuvo cinco horas haciendo cola para comprar una pistola.

«Es mejor estar prevenido, no sé si voy a encontrarme en una situación en la que tengo que defenderme, o a mi madre. No quiero sentirme vulnerable», declaró a ABC.
En todo Estados Unidos se incrementó la venta de armas más de un 58% durante la última semana. Hablamos de pistolas y fusiles de asalto tipo AR-15. Una máquina de guerra.

La extensión de la pandemia en el país despertó el miedo ante un periodo de desobediencia civil y caos. «Estamos ante territorio desconocido, el mensaje de los dirigentes es ambiguo y no sabemos qué nos espera», confiesa Matt Deter, dueño de otra tienda de armas, «Gun Gallery».

Los distribuidores se han quedado ya sin munición para armas de 9 mm, 2 mm y 5,56 mm. En «Martín B. Rettig Gun Shop», uno de los mayores establecimientos de este tipo de California, situado en Culver City, la fila se extendía por la acera fuera del establecimiento, donde un camión de comida rápida también hacía su agosto sirviendo tentempiés a los pacientes compradores.

El miedo a las consecuencias del coronavirus se convirtió en un negocio inesperado para los distribuidores y vendedores de armas. Ray, un médico de 36 años, asegura a este diario que había acudido a comprar su primera pistola. «Quiero comprar una que llaman Glock.
Tengo una casa y una familia que necesitarán protección si las cosas empeoran. Hay temor a que los servicios civiles se derrumben».

La prisa por comprar armas se extendió especialmente en comunidades con focos de coronavirus como Long Beach. Al alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, no le gusta esta situación y pidió a las armerías que cierren porque no son negocios esenciales. «Las tiendas de armas, los clubes de estriptis y los clubes nocturnos no son esenciales. Deben cerrar sus puertas», señaló el alguacil del condado de Los Ángeles, Alex Villanueva.

Más contenido por Redacción CDN

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