Al menos siete soldados afganos murieron en un ataque talibán contra su base este martes en el norte de Afganistán, donde las fuerzas locales e internacionales se preparan para un invierno violento.
La temporada fría marcaba tradicionalmente una tregua invernal, cuando los talibanes regresaban a sus aldeas porque la nieve y el hielo hacían difíciles de concretar los ataques
Pero, en los últimos años, cualquier distinción estacional en la violencia ha desaparecido, y los insurgentes continúan montando ofensivas contra bases y puntos de control durante todo el año.
El incidente de este martes tuvo como blanco una base militar conjunta en el distrito Dawlat Abad de la provincia Balkh, cerca de la frontera con Uzbekistán, dijo el ministerio de defensa afgano.
En el ataque a esa base conjunta del ejército y la Dirección Nacional de Seguridad (la agencia de inteligencia) murieron siete militares y resultaron heridos tres soldados y tres agentes de inteligencia, añadió el reporte oficial.
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Según funcionarios de inteligencia alemanes desplegados en la cercana base de Camp Marmal, enero de 2019 fue uno de los periodos en que se registró mayor cantidad de ataques en el norte afgano.
«Si no hay un cambio estratégico (este año), será un invierno ‘caluroso'», dijo un funcionario a la AFP durante una visita reciente.
«Estamos hablando de un promedio de dos docenas de incidentes por día» en el sector bajo, agregó.
A diferencia de las sureñas provincias de Kandahar y Helmand, que son en gran parte pastunes, los talibanes en el norte son principalmente combatientes uzbekos y tayikos.
A veces un miembro de un familia se une a los talibanes mientras otro se inscribe en las fuerzas de seguridad afganas, dijo un militar alemán.
«A menudo las familias tienen vínculos con ambas organizaciones (…) Si pones huevos en varias canastas, tienes más opciones», explicó.
– ‘Pelea encarnizada’ –
«Hay feroces combates durante todo el año, lo que significa que los talibanes lograron expandirse en algunos territorios» fuera de sus feudos tradicionales, prosiguió el militar alemán.
En octubre funcionarios afganos dijeron que una columna de cientos de combatientes talibanes en motocicletas atacó una sede de la policía en el norte de Balkh, cerca de la frontera con Uzbekistán, capturando brevemente las instalaciones.
El funcionario de inteligencia alemán manifestó que incluso si la estimación sobre la cantidad de atacantes probablemente fue exagerada, puso en relieve la rapidez con la que los talibanes pueden concentrarse y luego dispersarse entre la población.
La OTAN quiere eliminar gradualmente la corrupción profunda y las tácticas y mentalidades anticuadas de estilo soviético que estaban arraigadas en una generación anterior de jefes militares afganos.
«Hay menos corrupción que en años anteriores», dijo el coronel alemán Oliver Esdar, quien dirige el equipo encargado de entrenar y asesorar a los oficiales locales, y señaló que la infantería está mejorando y llevando a cabo operaciones complejas que incluyen apoyo aéreo y artillería.
Sin embargo decenas de miles de militares afganos han muerto desde que heredaron las operaciones de combate de la OTAN a fines de 2014, en lo que fue visto como un gran desastre que obligó al entonces presidente estadounidense Barack Obama a detener la retirada de las tropas.
El presidente Donald Trump, busca nuevamente reducir la presencia de tropas estadounidenses en Afganistán, posiblemente incluso antes de que se llegue a un acuerdo entre Washington y los talibanes.
Entretanto las tropas se preparan para un invierno
Fuente : AFP
