Azua, RD.- En La Bombita de Azua, evangélicos se negaban a que un niño que murió al caer dentro de una cubeta de agua fuera sepultado, incluso cerraron la puerta de la casa impidiendo que hasta padre de la víctima y los vecinos vean el cadáver.
El carro fúnebre esperaba el momento para trasladar el cadáver y evangélicos oraban para que el niño sea resucitado.
El padre del niño abandono el velatorio, debido a que una pastora de la iglesia cristiana le impidiera la entrada a la casa donde clamaban por el niño.
Ocurrió un momento en que presumiblemente el infante brotó agua de la boca y una señora gritó: ¡El niño aún vive!
Finalmente el niño no resucitó y sobre este misterioso caso, hubo gente con diferentes opiniones.
Por: Marcos Lorenzo