Estilos de vida

Nicky Jam: las lecciones detrás del ocio

Vivimos tiempos muy complejos en los que, además de todas las situaciones a las que nos enfrentamos diariamente, se suma el problema de tener que tomar la difícil decisión de qué vamos a ver en Netflix entre tantas opciones apetitosas para nuestro “ocioso yo”. A veces desearía no tener que salir de casa para poder verlos todos de corrido, comiendo y engordando felizmente sin importar el qué dirán. Pero la realidad es otra, mi esposa no me deja engordar, y hay que trabajar para pagar Netflix. Por lo que a la hora de ver una serie, película o documental trato de ser muy selectivo.

Las series biográficas han estado facturando fuertemente de un tiempo a acá, especialmente las de narcos como El Chapo y Pablo Escobar. Pero el pasado 2018 fue el “boom” de las series sobre las vidas de grandes artistas, empezando por “Luis Miguel: La Serie” y terminando con “Nicky Jam: El Ganador”. Ambas excelentemente narradas, producidas y dramatizadas.

Algo que me llama mucho la atención de estos dos artistas es que uno no tiene nada que ver con el otro. Crecí escuchando la música de ambos en los 90’s. Mientras uno venía a Santo Domingo y llenaba el Estadio Olímpico, el otro apenas podía presentarse en el extinto programa de TV “El Reto Semanal” y en Aqua Splash Caribe (era apenas el comienzo del género urbano). Sin embargo, sus historias son muy parecidas y nos dejan mucho que aprender, tanto de Luis Miguel y de Nicky Jam, como de Netflix y de nosotros mismos.

Por mucho tiempo, la intrigante y misteriosa vida del “Sol de México”, le funcionó para mantener a su público cautivo. Pero en la era de las redes sociales eso no funciona. Buscamos conectar con gente, no con dioses. Luis Miguel necesitaba reenganchar con una nueva generación que apenas conocía de su fama pero sin ningún interés en su música. Fue así como seguramente se miró en el espejo y se dijo a sí mismo: “c… Mickey, pero si tienes una buena historia que contar”, y entonces accedió firmar con Netflix para abrirse al mundo y luego irse de gira a cantar sus grandes éxitos. Brillante, ¿no?

Igualmente, tras un largo periodo de “vacas flacas” en su carrera musical, Nicky Jam entendió que la gente había perdido el interés en él y su música, por lo que tenía que reconectar con la audiencia a través de la empatía. Fue así como logró cautivar primero al público de Colombia, siendo un “exiliado musical” de su tierra borinqueña, para luego llegar a ser quien es hoy.

Y es que nosotros (audiencia, público, fans, o “whatever”) esperamos mucho más de las marcas en general que en tiempos atrás. Así como estudios revelan que los consumidores somos cada vez más propensos a comprar productos “eco friendly”, igualmente tendemos a consumir más la música, las películas, o cualquier otro producto de un artista (perfumes, línea de ropas, etc.) a medida que vayamos haciendo “clic” con éste.

Algunas de las lecciones aprendidas fueron:

  1. El talento requiere disciplina. ¿Cuántos talentos desperdiciados conocemos por ahí? Gente que no logra enfocarse y trazarse metas para potencializar el don que le fue dado. Sin disciplina nos limitamos a solo alcanzar el nivel más básico de lo que podríamos llegar a ser en la vida.
  2. Se vale empezar de cero.No importa lo que tengas que dejar atrás: hábitos, amigos, un trabajo, una relación… lo que sea que te estanque y te impida crecer, debes removerlo de tu vida. Y si el que necesitas irte eres tú, pues vete y empieza de nuevo en otros horizontes. Lo que no está permitido es rendirse.
  3. Nos sobran ejemplos de artistas que lo han perdido todo (hasta la vida) por su adicción al alcohol o a las drogas. Mickey y Nicky pudieron caer en esa lista. La necesidad de llenar vacíos en nuestras vidas pueden llevarnos a cometer estupideces y una de esas es caer en vicios que pudieron empezar como algo bueno e inocente. Volvemos al necesario cliché: dile NO a las drogas.
  4. La carencia de la figura materna en la vida de ambos artistas está directamente relacionada con la mayoría de los traumas y dificultades que atravesaron durante su niñez y juventud. De hecho, sus historias se basan principalmente en la constante búsqueda de sus respectivas madres para llenar ese doloroso vacío. Esto sin duda es una voz de alerta para la sociedad en que vivimos hoy, en la que cada vez más mujeres descuidan (a veces por la misma necesidad de producir para proveer) la responsabilidad más grande que la vida les ha entregado: ser madre, pero una madre presente.

Netflix nos conoce, por eso no solo es muy probable que tengamos una segunda temporada de ambas series, sino que la tendencia es que se replique este formato con muchos otros artistas.

Tras una improvisada encuesta no científica que realicé en el mes de enero a personas de mi entorno (hombres y mujeres profesionales entre 25 y 40 años) con la finalidad de saber cuál sería el artista cuya historia quisiera ver contada en la pantalla chica, estos fueron los ganadores: Michael Jackson, Madonna, Shakira, Juan Luís Guerra, Ricky Martín y Eminem.

Algunos prospectos interesantes, ¿no? A ver si Netflix nos complace con algunas de estas peticiones próximamente. Soy de los que piensa que de todo y de todos se puede aprender a ser ¡UN GANADOR!

Por Iván Alcántara (RRSS: @iealfer)

Más noticias