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Muere el senador republicano John McCain

Falleció a causa de un cáncer cerebral 

La vieja guardia republicana perdió este sábado al senador John McCain, un referente del conservadurismo clásico estadounidense, cuya figura había crecido en los últimos tiempos como azote de Donald Trump.

El veterano político de Arizona, héroe de guerra y excandidato presidencial, falleció a los 81 años víctima de un agresivo cáncer cerebral diagnosticado hace poco más de un año.

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Pese a la enfermedad, siguió en el Congreso en Washington hasta el pasado diciembre y permaneció activo hasta el último momento, ya fuera en la disidencia con el presidente o como voz de la conciencia de su partido. El viernes, la familia comunicó que el político había pedido la interrupción del tratamiento. El soldado ya había visto llegar su hora.

Las palabras de respeto y admiración por McCain se han multiplicado entre conservadores y  progresistas. «A pocos de nosotros se  nos ha puesto a prueba como se puso a John, o se nos ha requerido ese nivel de coraje. Pero todos podemos aspirar al coraje de poner el bien común por encima del propio. John nos mostró lo que eso significa», dijo esta noche expresidente Barack Obama, quien le arrebató la elección en 2008. El exvicepresidente, Joe Biden, lamentó la muerte de quien calificó como un «amigo» y la exsecretaria de Estado con la Administración Clinton Madeleine Albright aseguró no conocer a nadie con «más valentía, convicciones y amor por su país» que John McCain.

La adoración que un republicano pata negra como John McCain despertaba entre los demócratas se podría explicar a través de tres momentos de su historia. Uno es marzo de 1973, cuando regresó a Estados Unidos después de más de cinco años de cautiverio y torturas en Vietnam. El siguiente, en octubre de 2008, poco antes de perder las elecciones contra Obama, cuando en un charla con seguidores una mujer del público empezó a cargar contra el candidato demócrata, diciendo que le tenía miedo porque creía que era árabe. McCain le agarró el micrófono y le hizo callar: “No, señora, es un decente hombre de familia, un ciudadano con el que resulta que tengo desacuerdos en asuntos fundamentales, y en eso consiste esta campaña”. Y para el tercero solo hay que remontarse a julio de 2017, cuando recién operado del tumor cerebral que le acababan de encontrar, voló desde Arizona y se presentó en el Senado para votar sobre la reforma sanitaria de Trump. Aún con la cicatriz y el ojo morado, hizo un llamamiento al consenso que levantó una ovación. Luego, con la oposición demócrata en bloque y  muchas discrepancias sobre la propuesta republicana, votó en contra. Así era el viejo senador McCain. Le apodaban «maverick», el disidente.

Fuente: El País

 

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