Reconocer la mente de otra implica el mismo proceso psicológico de reconocer la mente de otro animal
Un estudio determinó que los humanos que le hablan a sus mascotas “son más inteligentes”.
El profesor de ciencia del comportamiento de la Universidad de Chicago, Nicholas Epley, concluyó en este polémico resultado en la relación entre los humanos y los perros o gatos. “Históricamente, antropomorfizar ha sido considerado como un signo de inmadurez o estupidez, pero en realidad es una consecuencia de la tendencia que hacer a los humanos inteligentes de una forma única en el planeta tierra”, aseguró.
Este fenómeno se explica por tres motivos principales que nos llevan a hablarles a las cosas o a los animales. “Ninguna otra especie tiene esa tendencia”.
La primera razón es que tenemos la capacidad de ver caras en todo. Esto nos ayuda a distinguir a las posibles “amenazas”. Es una habilidad de los seres humanos que es fundamental para entender y comunicar emociones e intenciones.
La segunda es que le atribuimos una mente a los objetos que amamos, nunca a los que odiamos. Cuanto más nos gusta alguien o algo, más trataremos de conectar con él. Esto se aplica a otros humanos y también a los no humanos, aunque sepamos que no tienen una mente consciente.
“Reconocer la mente de otra implica el mismo proceso psicológico de reconocer la mente de otro animal, de dios o incluso de un aparato. Es un reflejo de la habilidad más grande de nuestro cerebro, no un signo de estupidez”, afirmó Epley.
Cuando un objeto actúa de manera impredecible, tendemos a antropomorfizarlo. La impredecibilidad es una cualidad humana. Cuando no entendemos por qué un objeto responde de una manera, es más común que lo asimilemos más con un ser humano.
Fuente:Agencia