Tras varios días de silencio, el presidente brasileño Michel Temer dijo el jueves que la matanza de 60 reclusos en dos prisiones del estado Amazonas fue un «terrible accidente» y que las agencias públicas no tienen una responsabilidad directa porque la cárcel donde ocurrieron la mayoría de las muertes era administrada por una empresa privada.
Cuatro penales en Amazonas, en el norte del país, fueron escenario de motines el domingo y lunes, y en uno se registró el peor derramamiento de sangre en una cárcel desde 1992 en el país sudamericano, y mitad de los reclusos asesinados fueron decapitados y varios más descuartizados.
«Quiero ofrecer mi solidaridad a las familias que sufrieron la muerte de sus familiares presos en ese terrible accidente en la prisión de Manaus«, dijo Temer durante una reunión del gabinete en la capital, Brasilia.
Tras ser ridiculizado en las redes sociales por la descripción que hizo de la matanza, el presidente brasileño respondió en un tuit: «Sinónimos de la palabra ‘accidente’: tragedia, pérdida, desastre, desgracia, fatalidad«.
Temer también dijo que las autoridades federales y estatales no eran responsables de las masacres. «La prisión estaba subcontratada y privatizada, por lo tanto no hay una responsabilidad objetiva, clara y definida de los agentes públicos«, agregó.
El ministro de Justicia de Brasil, Alexandre de Moraes, optó por responsabilizar a la compañía Umanizzare por no administrar la prisión como era debido.
«Es evidente el problema con la compañía. No es posible que ingresaran navajas, cuchillos, piezas de metal y armas de fuego«, declaró Moraes en conferencia de prensa. «Las autoridades tomaban todas las medidas para evitar esto«.
Umanizzare dijo en un comunicado que la seguridad y vigilancia en la unidad corresponden al gobierno estatal en Amazonas y que un miembro del secretariado de la administración carcelaria del estado supervisa el trato a los reclusos.
