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Los famosos intercambian ‘me gusta’ por casas de lujo

Los famosos intercambian ‘me gusta’ por casas de lujo
Los famosos intercambian ‘me gusta’ por casas de lujo

Son ricos, famosos, tienen las mejores reservas en los restaurantes de moda y, además, se hospedan en lujosas residencias “completamente” gratis. De hecho, más que gratuito es un trueque. Ellos se alojan en mansiones de 10.000 euros la noche y a cambio solo deben publicar una imagen de la casa en sus redes sociales. Eso sí, mencionando lo genial que ha sido su estancia en una de las propiedades que ofrece Airbnb.

La publicidad encubierta es el pan de cada día en esta época de millennials e influencers. Si no están escondidas en imágenes convertidas en fenómenos virales están en las declaraciones que hacen las celebridades. El último en hablar de esta plataforma de pisos de alquiler ha sido Ashton Kutcher. El actor, de 38 años, tiene acciones en la start up por lo que no resulta extraño que durante la conferencia Airbnb Open 2016, que se desarrolló la semana pasada en Los Ángeles, escogiera ese escenario para lanzar una exclusiva. En plena presentación reveló que cuando se separó de la actriz Demi Moore vivió un año en casas de Airbnb. Con esta confesión, el protagonista de Dos hombres y mediologró, una vez más, que el nombre de la empresa se fijara en la mente del público.

En ese mismo coloquio estaba Gwyneth Paltrow. La estrella ha utilizado su perfil de Instagram, donde le siguen 2,5 millones de usuarios, para enseñar la lujosa propiedad de 14 habitaciones, siete baños y piscina en la que se quedó durante el Festival de Publicidad de Cannes Lion, a razón de 11.000 euros la noche. En el mensaje que acompañaba a la foto agradecía a Airbnb la casa, sin embargo, ni ella ni la plataforma aclararon si la artista se alojó gratuitamente. Lo que es cierto es que este tipo de publicidad encubierta permite que la empresa se posicione como una alternativa para la generación que vive por y para publicar en sus redes fotos de viajes, comidas y fiestas.

Día a día la compañía suma a su oferta propiedades lujosas y prohibitivas. Como la exclusiva villa en San Francisco por la que han desfilado Beyoncé, Justin Bieber y Britney Spears. Para hospedarse en esta vivienda sostenible que tiene cinco habitaciones, piscina infinita, spa y huerto hay que desembolsar unos 10.500 euros la noche. Y aunque todos presumen de sus privilegiadas estancias ninguno admite públicamente que, a diferencia del resto de los mortales, ellos no han tenido que usar sus tarjetas de crédito. Las únicas que se animaron a reconocer en público que Airbnb les había regalado la estancia fueron las hermanas Kim Kardashian y Kylie Jenner. “Llegando a nuestro ático en Nueva York. Gracias a @airbnb por el regalo. Nuestro hogar lejos del hogar”, escribió la esposa de Kanye West. Esta actuación, común en alguien como Kim, volvió a poner en el punto de mira la delgada y confusa línea que separa la promoción encubierta de la recomendación, algo con lo que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos está luchando para evitar el comercio desleal y el engaño al público.

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