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El megaescándalo de corrupción de Brasil se prepara para pasar a la gran pantalla

El megaescándalo de corrupción de Brasil se prepara para pasar a la gran pantalla
El megaescándalo de corrupción de Brasil se prepara para pasar a la gran pantalla

El escándalo de corrupción de Petrobras se convertirá en una película y en una serie de Netflix el año próximo, gracias a dos directores que pretenden construir un thriller con una realidad que supera cualquier ficción.

Desde hace dos años, los brasileños siguen con incredulidad y espanto la operación Lava Jato («lavadero de autos»), una investigación sobre la red de poderosos políticos y multimillonarios empresarios que desvió miles de millones de dólares a través de licitaciones trucadas de la estatal petrolera.

Poder, dinero, traiciones, fiscales intrépidos… ¿Qué más podría pedir un guionista?

«Nuestro objetivo es hacer un taquillazo«, dice Marcelo Antunez, conocido hasta ahora como director de comedias ligeras, que espera estrenar en mayo su nueva película, titulada tentativamente «Policía Federal, la ley se aplica para todos».

Aunque cada nuevo episodio de la operación Lava Jato sorprende más que el anterior y está muy presente en la conciencia de los brasileños, Antunez quiso empezar por el principio: cuando la policía descubrió una red de cambio negro en una gasolinera de Brasilia, que resultó ser la punta de un ovillo gigantesco.

«Es una historia muy compleja, no sólo porque cambia cada día, sino porque empezó con una investigación aparentemente pequeña«, afirmó el cineasta en una entrevista con la AFP en sus oficinas de producción en Rio de Janeiro. «Y decidimos tomar una foto de un momento que nos facilitara la comprensión«, dice.

En paralelo, el afamado director brasileño Jose Padilha prepara su propia versión de la historia para una serie aún sin nombre de Netflix.

Padilha ya dirige para esta plataforma la celebrada serie «Narcos», sobre la vida del legendario capo colombiano Pablo Escobar, y antes había dirigido el aplaudido film «Tropa de Élite» (2007) y un remake de «Robocop» (2014).

– Debate político… también por las ficciones –

Y si la de Lava Jato es una gran historia que contar, también es un campo minado político, que fue imposible esquivar en las futuras ficciones.

Algunos en Brasil consideran que los investigadores, dirigidos por el implacable juez Sergio Moro, se han cebado especialmente con figuras de la izquierda.

Luiz Inácio Lula da Silva, el líder izquierdista que gobernó el país de 2003 a 2010, ha asegurado que los cargos de corrupción o sobornos que se le imputan forman parte de una cacería política.

De hecho, hubo toda una polémica cuando el mes pasado algunos medios brasileños publicaron que uno de los actores más conocidos del país y simpatizante izquierdista, Wagner Moura, se había negado a interpretar al juez Moro en la serie de Netflix.

Tanto Padilha como Moura, que encarna a Escobar en «Narcos», negaron haber hablado sobre ese papel.

Entretanto, el blog de izquierdas O Cafezinho sugirió que la película de Antunez será una herramienta de propaganda del accionar policial.

El blog se preguntó por el gran presupuesto de la cinta -de 13,5 millones de reales (USD 4,18 millones) comparado con presupuestos habituales de 1,5 millones de dólares- y destacó el acceso sin precedentes del equipo a la operación de los investigadores en Curitiba (sur), donde empezarán a rodar este mes.

«¿Alguien que quiera hacer una versión crítica sobre la Lava Jato puede también llegar a acuerdos con la policía», que participará en escenas del rodaje?, se preguntó O Cafezinho.

– Acceso privilegiado en Curitiba –

Antunez reconoce que su equipo pudo entrar en las instalaciones policiales en Curitiba, pero aseguró que sólo podrán filmar afuera del edificio.

Su equipo también tendrá el privilegio de contar con agentes para escenas con oficiales armados o helicópteros oficiales y sus múltiples entrevistas con los investigadores, incluido el inaccesible juez Moro, sólo implicarán que el guión sea «muy factual», asegura.

Y niega cualquier intención de ensalzar a los agentes, que en el filme «no fantasean con la idea de que lo que han hecho es mayor de lo que realmente es y no hablan de salvar el país ni nada por el estilo».

El verdadero reto de la película, según el director, fue saber dónde parar la historia.

Y, por el momento, Antunez eligió cerrar el film con el tenso episodio que ocurrió en marzo pasado, cuando la policía irrumpió en la casa de Lula en la región de Sao Paulo para llevarlo a prestar declaración forzosa.

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