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Cirujano dedicado a salvar niños sirios en Líbano

Cirujano dedicado a salvar niños sirios en Líbano
Cirujano dedicado a salvar niños sirios en Líbano

Con su minúsculo tórax abierto, Amena, de nueve meses, espera una cirugía de alto riesgo. Es una de los pequeños refugiados sirios que salva cada semana el cardiólogo libanés Isam al Rasi, a pesar de la falta de fondos para estas operaciones.

«He visto a bebés morir cuando su padre buscaba ayuda para recolectar los fondos» necesarios para la operación, contó emocionado a la AFP el doctor Rasi, el cirujano cardíaco pediátrico más eminente de Líbano.

A pesar de su cargada agenda en un hospital de Beirut, este médico dedica un día por semana a operar a niños refugiados sirios o palestinos en el hospital Hamud, en el sur de Líbano.

A menudo ha renunciado a que le paguen para tratar de reducir el coste de las operaciones para padres sin recursos que huyeron de la guerra en su país.

«Esto forma parte de nuestro deber, no de nuestra profesión. Si hay un bebé que tiene que ser operado, hay que operarle», dice.

Hoy se ocupa de Amena al Helou, que nació con un corazón con un solo ventrículo.

Alrededor de su pequeño cuerpo cubierto con una sábana verde, el equipo médico trabaja para remediar esa malformación.

El silencio del quirófano solo es interrumpido por los bips de la máquina que controla las constantes vitales de la niña. «Funciona», dice el cirujano.

Fuera, en la sala de espera, los padres de Amena, Jalil y Amira, esperan ansiosos el resultado de la operación de la menor de sus seis hijos.

Están refugiados en Líbano desde 2013 y Jalil, de 39 años, sustenta a su familia trabajando como temporero en la agricultura. La familia ha tenido que endeudarse para pagar esta operación.

El hospital Hamud ofrece a los refugiados tarifas reducidas en las operaciones. La ONU compensa el 75% del coste, pero las familias tienen que encontrar todavía los 1.800 euros restantes, una cantidad enorme dados sus ingresos.

«He pedido dinero prestado a diferentes personas, mi hermano, mi primo y otros familiares», explicó Jalil. «Lo más duro será devolverlo, no sé cómo vamos a hacer», agregó.

«Claro que estamos angustiados, pero no hay otra opción. Es el ser más precioso que tengo», dice.

Jalil cuenta que pidió ayuda a varias organizaciones benéficas libanesas, pero que éstas le respondieron que «no ayudaban a los sirios».

Más de un millón de sirios se han refugiado en Líbano desde el principio de la guerra en 2011. El pequeño país de cuatro millones de habitantes tiene dificultades para hacer frente a esa afluencia.

La ONU, aunque trata de ayudar, subraya que carece de fondos para financiar estas operaciones vitales.

Su Agencia para los Refugiados (ACNUR) hizo un llamamiento para reunir los 134 millones de dólares (121 millones de euros) para cubrir los gastos de hospital de los refugiados en Líbano en 2016, pero solo recibió 36 millones.

«El que lográsemos recaudar solo el 30% de los fondos necesarios para salvar vidas es terrible», deplora Michael Woodman, médico y alto responsable de sanidad pública en el ACNUR.

Hoy en día, la ONU solo consigue cubrir el 50% de las necesidades en materia de salud de los refugiados sirios en Líbano, dice.

«Es una tragedia, nadie quiere estar en la posición de racionar los cuidados» médicos, subraya Woodman.

La situación indigna al doctor Rasi.

«No se puede pedir a un padre que vive en una tienda de campaña (…) que pague 3.000 dólares (2.700 euros)» por una operación, es una suma exorbitante», dice recordando que equivale a tres meses de sueldo para un libanés de clase media.

Y los refugiados sirios suelen ganar mucho menos.

Después de haber operado a Amena con éxito, el cirujano atiende a Alí, un niño de 18 meses que tiene problemas para respirar.

Él también nació con un solo ventrículo, pero tuvo que esperar tres meses para que le operaran, sufriendo entre tanto una infección pulmonar.

«La operación se retrasó porque tuvimos que encontrar el dinero», explica su padre, Ahmed Hasun, un hombre de 29 años originario de la provincia de Idlib, en el norte de Siria.

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