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Dos ginecólogos abogan por tolerar las ablaciones «minimalistas»

Dos ginecólogos abogan por tolerar las ablaciones "minimalistas"
Dos ginecólogos abogan por tolerar las ablaciones "minimalistas"

Dos ginecólogos estadounidenses abogaron en un controvertido artículo por tolerar las ablaciones «minimalistas» que permitan respetar las tradiciones culturales sin poner en peligro la salud de las mujeres.

«No decimos que sean deseables las intervenciones en los órganos genitales de las mujeres, sino que algunas de estas intervenciones deberían estar toleradas en las sociedades liberales», escriben los autores en una revista especializada, el Journal of Medical Ethics.

En lugar de hablar de mutilación genital, los ginecólogos recomiendan el término «alteración genital» para describir los diferentes procedimientos de ablación y los riesgos asociados.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lanzó una campaña contra esta práctica, unos 200 millones de mujeres son víctimas de ablaciones en todo el mundo, especialmente en África y en Oriente Medio.

La intervención, practicada en niñas y adolescentes por motivos culturales, religiosos o sociales, consiste en la ablación total o parcial de los órganos genitales externos de las mujeres (clítoris, labios mayores y menores). En caso de hemorragia, la operación puede saldarse con la muerte de la mujer.

Para los doctores Kavita Shah Arora y Allan J. Jacobs, ambos de Cleveland (Estados Unidos), podrían tolerarse dos tipos de ablaciones, en concreto, aquellas que no alteran de manera duradera la apariencia o el funcionamiento de los órganos genitales, y aquellas que modifican «ligeramente» su apariencia, pero sin tener efectos duraderos en la capacidad de reproducción y plenitud sexual.

Los ginecólogos comparan estas dos ablaciones con la circuncisión masculina, que es legal en el mundo occidental.

Cualquier ablación que perturbe la sexualidad y el desarrollo del embarazo o el parto deben, sin embargo, prohibirse, precisan.

Su postura sobre la ablación generó duras reacciones en la comunidad médica y científica.

Para Ruth Mackin, del Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva York, «debe abandonarse una tradición cultural destinada a controlar a las mujeres, incluso en su forma menos nociva».

 

 

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