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Candidatos se la juegan en debate presidencial clave

BUENOS AIRES (AP) — Los dos candidatos a la presidencia de Argentina se preparan para medir fuerzas en el debate televisado del domingo, conscientes de que es decisivo para afianzar el voto ya conquistado y seducir a los que aún sean permeables a sus propuestas.

Daniel Scioli, del peronismo oficialista, es el que previsiblemente deberá arriesgar más en la discusión que precede a la votación del 22 de noviembre ya que las encuestas favorecen a Mauricio Macri, quien en la primera vuelta electoral de hace 18 días quedó de forma inesperada sólo tres puntos por debajo de su rival, un resultado que fue leído como una victoria.

Macri, del frente opositor Cambiemos, deberá procurar no cometer errores que lo alejen del caudal de votos logrado y que parece estar afianzado.

El debate de la segunda vuelta electoral, la primera que se celebra en Argentina, será retransmitido en la mayoría de los canales de televisión y tendrá lugar en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Se espera que alcance un altísimo rating.

El cansancio ha hecho mella en ambos aspirantes a suceder el 10 de diciembre a la presidenta Cristina Fernández, tal como reflejan sus profundas ojeras. Los dos, que no son buenos oradores, apuran las reuniones con sus equipos de asesores para no dejar puntada sin hilo de cara al duelo. Los preparativos incluyen cursos intensivos con especialistas traídos de afuera.

Las apuestas son que Scioli se mostrará más agresivo y que dejará a un lado su estilo conciliador y aspecto cansino para dejar al descubierto las flaquezas del oponente.

Para eso cuenta con el consultor español Yago de Marta, asesor de distintos líderes latinoamericanos y que viajó a Buenos Aires para poner al peronista a tono, según confirmó a The Associated Press un integrante de su equipo de prensa que no se identificó por no estar habilitado para hacerlo.

Scioli ha anunciado que intentará «desenmascarar» las políticas que su rival intentaría aplicar de llegar a gobernar, las cuales considera impracticables.

«La agenda de Macri es dejar todo al libre al mercado, al Fondo Monetario Internacional, al neoliberalismo que hace estragos en la economía», sostuvo Scioli el jueves a Radio La Red. «Hablaré al sentido común de cada argentino», agregó el peronista que lleva ocho años gobernando la provincia de Buenos Aires y se presenta como garante del Estado y los programas que garantizan la inclusión.

De Marta, su asesor, se define en su página web como un experto que «se dedica exclusivamente a entrenar a directivos y políticos para hablar y debatir ante público y cámaras», capaz de aumentar la «confianza y control sobre las situaciones».

El oficialista aceptó debatir apurado por ampliar la exigua diferencia que obtuvo respecto a su rival. Se había negado a ello en el duelo televisado antes de la primera vuelta en el que participaron los otros cinco contendientes. Su criticada ausencia, que quedó patente en el estrado vacío que le estaba asignado, se convirtió en uno de los temas protagonistas de la discusión.

Macri, alcalde de Buenos Aires desde 2007, no tiene por qué arriesgar tanto frente a Scioli, que para crecer debe aparecer al final del debate como un contundente ganador.

Macri tiene como consultor desde hace años al ecuatoriano Jaime Durán Barba, que intentó humanizar el estilo algo envarado y distante del conservador, quien pretende no perder los votos cosechados y asegurarse el apoyo de los votantes de otras fuerzas que se oponen al kirchnerismo, el movimiento de centroizquierda creado dentro del peronismo por Fernández y su fallecido marido y antecesor Néstor Kirchner (2003-2007).

El opositor, que asegura que garantizará las conquistas sociales del kirchnerismo pero corregirá los desequilibrios de la economía, como el déficit y la inflación, dijo al canal América que lleva dos años de «campaña intensa» preparándose para ser presidente.

Intenta mostrarse tranquilo. Frente a los ataques permanentes que dice sufrir de Scioli señaló que no van en su contra, sino en contra del mismo oficialista, al cual ve incapaz de «convencer» a los argentinos.

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