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Cómo afrontar el duelo por un aborto espontáneo o la muerte de un recién nacido

«Un postparto sin bebé es una de las cosas más dolorosas a las que una mujer puede enfrentarse. Brazos vacíos y pechos llenos, así me encontré tras perder a mi bebé a las 24 semanas hace ya ocho años».

Este es el testimonio de Belén Pardo, autora de un blog sobre maternidad, incluido en una guía del Servicio Extremeño de Salud (España) para ayudar a las parejas a superar esos momentos tan difíciles.

La guía quiere superar el tabú cultural que, opinan los expertos, todavía rodea la atención a la muerte perinatal (entre las 28 semanas de embarazo y la primera de vida) y neonatal (hasta antes de cumplir los 28 días).

Los profesionales avisan que no hay que «quitar importancia», sino enfrentar el «vacío» confuso que la pareja siente tras la pérdida de lo que sería un esperado bebé.

Estas son algunas recomendaciones basadas en una entrevista con una las autoras de la guía, la psicóloga y experta en duelo Ana Yáñez, y el contenido de ese documento.

No culpabilizarse. Lo primero sería no culpabilizarse por los propios sentimientos.

Sentir dolor a lo largo de un duelo es normal, incluso sentir que se está viviendo algo irreal o un sueño.

También es posible que la pareja sienta enfado o ganas de buscar un culpable.

A veces, ese culpable es uno mismo.

«Puede ser que las mujeres se culpen por no haberse cuidado lo suficiente, o por haber realizado algún esfuerzo demasiado grande», le explica Yáñez a

Lo importante es «darse permiso» para estar mal o sentirse vulnerable y darse tiempo para superar lo ocurrido, aunque no todo el mundo alrededor lo entienda.

«Lo que más reclaman los padres es que no se les reconoce la pérdida socialmente», dice Yáñez.

Los allegados responden con frases como «Eres joven, puedes tener otro» y a los padres puede parecerles que el embarazo nunca tuvo lugar.

«El mayor handicap es el entorno social. No hay educación sobre el duelo», afirma la psicóloga.

La superación del duelo depende de cada persona y no es un proceso lineal, sino que se sufren altibajos.

«El momento más difícil es cuando los demás piensan que él/la doliente ya debería haberse recuperado», explica la guía del servicio extremeño.

Aplazar decisiones. Una de las cosas en las que insisten los expertos es que lo más probable es que no se pueda pensar con demasiada claridad tras pasar por un suceso de ese calibre.

Por ello, es mejor aplazar las decisiones importantes hasta un momento mejor.

Dentro de esto, incluyen la decisión sobre un nuevo embarazo, que se debe posponer hasta que «no se haya resuelto adecuadamente la pérdida».

De hecho, Yáñez recomienda que se esperen unos dos años antes de decidir tener un nuevo embarazo.

«Si no se hace, se puede generar mucho miedo a que haya una nueva pérdida», explica.

En casa, no es recomendable ponerse a decidir qué hacer con todas las cosas acumuladas para el futuro bebé.

Tampoco es bueno encargarle a un amigo o familiar que las recoja ni desahacerse de los objetos que puedan recordar la pérdida.

La guía aconseja a los padres «dejar todo como está y cuando vayas teniendo fuerzas seas tú y tu pareja, si la tienes, los que decidáis qué hacer» con las cosas.

Hablar con los hijos. El manual también contiene recomendaciones en caso de que la pareja tenga hijos.

¿Cómo hay que comportarse con ellos?

No se recomienda alejarlos o protegerlos de la realidad con la justificación de que son demasiado jóvenes para entender y asumir lo sucedido.

«Nada más lejos, acompañar a un niño o niña en duelo significa ante todo no apartarle de la realidad que se está viviendo y menos aún con la excusa de ahorrarle sufrimiento», dice el documento.

Lo mejor es «ser honestos», recomiendan los profesionales, aunque evitando que presencien momentos muy duros de tristeza.

Por muy difícil que sea hablar con ellos, «es mejor hacerlo lo antes posible».

El manual ofrece algún ejemplo de cómo encarar la conversación. «Ha ocurrido algo muy triste. El bebé que esperábamos, tu hermanito/a ha muerto. No estará con nosotros porque ha dejado de vivir».

También se recomienda que los niños acudan al funeral, si este tiene lugar, porque les puede ayudar a iniciar mejor el duelo.

Si eres familiar, escucha. Los profesionales recomiendan hablar con la familia y explicarles si hay algo en su comportamiento que te disgusta o cómo preferirías que te ayuden.

Para estos puede resultar muy complicado saber qué hacer en estas circunstancias.

Los profesionales insisten en que lo importante es «acompañar», es decir, mostrar cercanía física y emocional con la pareja que ha sufrido la pérdida.

No hay que decir nada si no se sabe qué decir.

Lo importante es escuchar y «no cambiar de tema» si sale el tema en una conversación.

También recomiendan los expertos no recurrir a frases hechas y tomar la iniciativa, si es necesario, a la hora de hacer cosas pendientes si los padres no están en situación de hacerlo ellos.

Una de las cosas que se aconsejan es escribir una carta, un poema o una tarjeta de condolencia, porque puede ayudar a la pareja.

Buscar la comunicación. Puede ser que surjan conflictos en la pareja tras la pérdida durante el embarazo o la muerte del recién nacido.

Dicen los profesionales que las relaciones sexuales son motivo de muchos e importantes conflictos: puede ser que las necesidades de cada uno sean distintas.

Si surgen problemas, se deben afrontar con una buena comunicación.

Es importante no asumir los sentimientos o las necesidades de la otra persona y respetar los tiempos de recuperación.

El duelo provoca un gran cansancio físico y emocional que puede afectar a las relaciones. Los profesionales recomiendan cuidarse y descansar e intentar alimentarse bien aunque cueste en ese momento.

Yáñez aconseja no apoyarse demasiado en el otro miembro de la pareja. «Es mejor encontrar apoyo fuera», afirma.

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