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Heridos del tren accidentado en EE.UU. demandan compensación económica

Dos pasajeras españolas heridas en el tren accidentado la semana pasada en Filadelfia, que dejó ocho muertos, presentaron este lunes una demanda ante la justicia federal estadounidense contra la compañía ferroviaria Amtrak exigiendo una compensación económica por los daños sufridos.

La denuncia fue presentada ante la justicia federal de Pensilvania (este) por seis personas, entre éstas las pasajeras Felicidad Redondo Iban y María Jesús Redondo Iban, y el marido de ésta Marino Ucero Estrades, según una copia de la demanda.

Los querellantes denunciaron a Amtrak por negligencia, conducta intolerable y, en el caso de Marino Ucero Estrades, daño ocasionado a su persona por las heridas recibidas por su mujer, por lo que reclaman una compensación económica.

El martes pasado, el tren 188 de la compañía ferroviaria pública Amtrak, que unía Washington con Nueva York, tomó una curva a 170 km/h, el doble de la velocidad permitida, antes de frenar de golpe y descarrilar, según los investigadores.

Según la denuncia, las dos españolas, que son tía y sobrina, quedaron atrapadas en el interior del vagón, sufriendo «heridas graves incluyendo múltiples intervenciones quirúrgicas».

200 millones para compensaciones. En 1997, el Congreso estadounidense puso un tope total de 200 millones de dólares para las compensaciones pagadas a víctimas de Amtrak por un accidente.

Pero el abogado Robert Zimmerman, que representa a los querellantes en el caso, afirmó que su firma Saltz, Mongeluzzi, Barrett y Bendesky cree que ese máximo es «inconstitucional e insuficiente».

«Buscaremos caminos para desafiar eso en los tribunales y en el Congreso», indicó.

El lunes, el senador demócrata Bill Nelson (Florida) introdujo un proyecto de ley para elevar esa cifra de 200 a 500 millones de dólares.

El FBI fue llamado a colaborar para determinar si un proyectil fue el causante del accidente, que dejó ocho muertos y más de 200 heridos.

El conductor del convoy, de siete vagones, identificado por los medios de comunicación como Brandon Bostian, un neoyorquino de 32 años, «coopera» con los investigadores pero afirma no tener «ningún recuerdo» de los minutos anteriores al descarrilamiento.

Colaboración AFP

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