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¡Increíble! Clérigo iraní culpa a las mujeres por los terremotos

Antiguamente, los mitos creacionales suponían que el actuar de dioses y hombres moldeaban el comportamiento de la Tierra. Los desastres naturales y las desgracias se justificaban con acciones humanas, y a veces se hacían ofrendas “dominar” la respuesta de la naturaleza. Sin embargo, estos cuentos quedaron lejos en el pasado, pero no para todos: un clérigo iraní culpó a las mujeres de los terremotos.

Pero no cualquier mujer, sino las que se “visten de manera provocativa” y las que irradian sensualidad a cualquiera. “Cuando se propaga la promiscuidad, aumentan los terremotos”, fueron las exactas palabras del clérigo iraní Hojatoleslam Kazim Sadeghi durante una oración colectiva en la capital de Irán, Teherán.

Según informó el medio británico The Independent, el alto rango religioso advirtió a los devotos que la única manera de evitarlo es «refugiarse en la religión y adoptar una conducta de acuerdo con las leyes islámicas».

Irán ha sufrido en 1990, 2003 y 2012 y 2013 terremotos que han dejado ciudades con graves daños estructurales. Y según este clérigo, la culpa la tiene la promiscuidad de las mujeres.

Dentro de la rama más ortodoxa de religión islámica la mujer primero toma un rol como futura esposa, mujeres recatadas con su intimidad que luego se convierten en la mujer de alguien y después, en madres. El desvío de este estricto proceso es condenado socialmente y, a veces, hasta físicamente.

Sadeghi fue designado el año pasado como el líder sustituto de la oración por el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Hoseiní Jameneí, quien desempeñaba esta función en la capital.

Este machismo infundado recuerda también a la época de los Juicios de Salem del 1600, donde las mujeres tuvieron que pagar el precio del delirio religioso de los puritanos que las acusaron de brujería, sin pruebas.

Y en la contemporaneidad, comentarios así también han ocurrido, como el del evangelista estadounidense Pat Robertson que en 2010 declaró que el terremoto en Haití fue consecuencia del supuesto pacto que los haitianos hicieron con el diablo en el siglo XVIII.

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