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¿Es bueno practicar la masturbación estando en pareja?

La sociedad ha impuesto numerosos tabúes en las relaciones de pareja de los que, honestamente, debería hablarse de un modo más abierto. Material pornográfico, fantasías propias o la misma masturbación son algunas de esas «aficiones» que se practican estando soltero pero, ¿qué hay de ello cuando estamos casados o en pareja? ¿Es recomendable o acaso se trata del pecado que las viejas lenguas aseguran?

Y, sobre todo, ¿es buena la masturbación estando en pareja?

Las «saludables aficiones de Satanás»

La sociedad y, especialmente, la Iglesia han tildado desde siempre la masturbación como «un acto vergonzoso propio de la influencia de Satanás». Una definición algo desfasada en un siglo XXI en el que muchos solteros practican la masturbación asiduamente no por la imposibilidad de tener sexo con otros hombres y mujeres, sino porque son ellos los que lideran la fantasía de forma cómoda, relajada, perfeccionando el orgasmo que quizás otros hombres no consiguen practicar.

Ya en los años 50, el sexólogo Alfred Kinsey subrayó los beneficios de la masturbación, al igual que otros expertos que han ido apoyando esta idea y desintegrando los férreos códigos morales de antaño. No obstante, la masturbación parece inherente a un estado emocional superior: la pareja o el matrimonio.

Razones por las que se da la masturbación aun estando en pareja

Según las encuestas, las personas que practican más la masturbación son aquellas comprendidas entre los 25 y 29 años, casualmente una de las franjas de edad más asiduas para tener pareja.

Los motivos de practicar la masturbación estando en pareja pueden ser varios: pereza a la hora de iniciar el acto, perfección de un último encuentro con nuestra pareja o, el caso más usual, las diferencias entre los dos integrantes para practicar sexo, no por negación, sino porque el apetito sexual de cada persona no es similar al de otro, ni siquiera al de tu pareja, por lo que es posible que cuando tú quieras él no, y viceversa.

Te levantas una mañana, intentas provocar el acto pero él tiene prisa, tiene una reunión y tras numerosos jugueteos se marcha, quedando atrapada en tu incipiente excitación, en el aroma de la almohada y en ese doble fondo del cajón donde, una vez, guardaste un vibrador. ¿Acaso vas a reprimirte?

La masturbación en la pareja puede deberse a muchas situaciones y, una de ellas, también implica la masturbación conjunta, un modo de sexo express, cómoda, que satisface y nos satisface. Y es que, en la pareja, colmar las necesidades sexuales de nuestro compañero es una «tarea» no del todo seguida. Amamos, respetamos, pagamos las facturas, aconsejamos pero… ¿no es satisfacer al otro en la cama también un cierto deber? Posiblemente digan que no. Tolerable, sí. Pero piensa también en la masturbación como un modo sano de compensar los desajustes que suelen sucederse en épocas de estrés, hijos pequeños o bajo apetito sexual.

Contarlo o no ya es otra historia. Puede que lo insinuemos, que sospechemos de la conducta de nuestro compañero y, posiblemente, hablarlo sea lo más recomendable con tal de evitar malinterpretaciones y sorpresas. El sexo es un tema que debe ser debatido, analizado con transparencia y siempre respetando el estado del otro para por sus ganas a la hora de practicarlo, no hacerlo o recurrir a la masturbación como una necesaria y respetuosa vía de escape, siempre que la practiquemos en la intimidad mientras no sea conjunta.

 

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