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Demócratas de Hong Kong protestan por la prohibición de partido independentista

Demócratas de Hong Kong protestan

Aproximadamente medio millar de personas se concentró en el distrito de Wanchai

Las oposición democrática de Hong Kong volvió este sábado a salir a la calle para mostrar su preocupación por el recorte de las libertades, en esta ocasión contra el intento de las autoridades de ilegalizar un partido independentista, ante el temor de sea el primer paso para erradicar la disidencia.

Aproximadamente medio millar de personas se concentró en el distrito de Wanchai, en isla de Hong Kong, para mostrar su rechazo a la iniciativa del Gobierno regional para prohibir el Partido Nacional de Hong Kong (HKNP, por sus siglas en inglés) y en defensa de la libertad de expresión y asociación.

Los manifestantes, convocados por el Frente Civil para los Derechos Humanos, marcharon hasta el cuartel general de la policía local, donde corearon eslóganes y enarbolaron carteles que decían «Libertad de Expresión y Asociación» en chino, inglés y otros idiomas, entre ellos español.

Sin embargo, en la manifestación no estuvo Andy Chan, uno de los cofundadores del HKNP y cara visible de la formación.

Esta protesta se produjo después de que el Gobierno regional anunciara esta semana que había iniciado el procedimiento para ilegalizar el HKNP con el argumento de que su objetivo de buscar la independencia «por cualquier medio» hace de esta diminuta formación un grupo potencialmente violento, incluso si hasta ahora no ha protagonizado ningún incidente.

El secretario de Seguridad del Gobierno, John Lee, anunció el pasado martes que se había lanzado el procedimiento de ilegalización y había dado a ese partido un plazo de 21 días para enviar sus alegaciones por escrito.

Las autoridades se basan en una normativa que data de la era colonial británica, y que establece restricciones al derecho de asociación, entre ellas «los intereses de la seguridad nacional, la seguridad pública, el orden público, la protección de la sanidad y la moral públicas, y la protección de los derechos y libertades de otros».

En cambio, partidos y grupos políticos democráticos, igual que organizaciones internacionales de derechos humanos como Amnistía Internacional, mantienen que esta ilegalización abre la puerta legal a prohibir otros grupos políticos que no sean del agrado de las autoridades.

En primera fila de la marcha estaba la legisladora independiente democrática Claudia Mo, quien señaló a Efe que «esto es el inicio de una campaña más amplia para restringir la oposición de Hong Kong».

Si la ilegalización del HKNP se lleva a cabo, las autoridades «pueden usar este precedente para perseguir a cualquier activista prodemocrático» de Hong Kong, explicó.

Mo está convencida de que el Gobierno regional hongkonés ha emprendido esta acción obedeciendo al Ejecutivo central de Pekín.

«Estoy muy convencida de que esto se ha hecho a instancias de Pekín, que tiene el hábito de emplear el patriotismo y el nacionalismo para generar unidad», recalcó.

En señalar a Pekín coincide Willy Lam, profesor y politólogo de la Universidad China de Hong Kong, quien en este proceso ve sin duda el largo brazo del Gobierno central.

«La idea vino de Pekín. La jefa del Ejecutivo (regional), Carrie Lam, es una marioneta del Partido Comunista» chino, aseguró Lam en unas declaraciones a Efe.

Este veterano analista considera que «hay un peligro inmediato» para cualquier otro partido que promueva la independencia o al menos la autodeterminación, aunque cree que «en un futuro próximo» los partidos políticos que simplemente promueven la democracia plena «no están en un peligro inmediato» de ser ilegalizados.

Lam añadió que la situación del HKNP, unida a los acontecimientos de los últimos años, hacen que el eslogan «un país, dos sistemas» ideado por Pekín para enmarcar el retorno de Hong Kong a China en 1997 «está cerca de volverse irrelevante».

Sin embargo, las multitudinarias protestas democráticas de los últimos meses de 2014 en Hong Kong, conocidas como «la revolución de los paraguas», no han tenido continuidad en seguimiento popular, y los hongkoneses no han salido a las calles en gran número en otros casos destacados de derechos humanos, como el secuestro de varios libreros que reaparecieron detenidos en China.

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