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Papa Francisco recorrió barrio Buenos Aires, afectado por las inundaciones en Perú

La visita comenzó con unas niñas del barrio que le entregaron unas flores

El papa recorrió por cerca de 20 minutos la única carretera asfaltada del barrio de Buenos Aires, en Trujillo, para mostrar su cercanía a una de las zonas más afectadas por las inundaciones y los derrumbamientos de tierra del pasado año, durante su segunda jornada de visita a Perú.

El arzobispo de Trujillo, Miguel Cabrejos, explicó antes de la visita que el papa había elegido Buenos Aires «como centro y signo de este encuentro» con los afectados.

La visita comenzó con unas niñas del barrio que le entregaron unas flores y también se probó un típico gorro peruano que le obsequiaron.

Después subió al papamóvil para un recorrido de más de 20 minutos en esta avenida totalmente acordonada y repleta de gente para concluir en el arzobispado de Trujillo, donde almorzara.

Lo que Francisco pudo ver fue uno de los barrios más pobres de Trujillo, pero engalanado con carteles de bienvenida y globos con los colores blanco y amarillo de la bandera vaticana.

Francisco no pudo ver los verdaderos efectos de las terribles inundaciones y los huaicos (aludes) que causaron en este barrio de 30.000 habitantes unos 3.000 damnificados y colapsaron 500 casas.

En sus calles estrechas Francisco circulo entre las vallas siempre de pie y sin dejar de saludar y bendecir a la población afectada.

Mientras se interpretaron cánticos en una de las plazas y o largo del recorrido se pudieron ver 60 caballos de raza «paso peruano».

El pontífice argentino acudió a este barrio después de celebrar una misa en la playa de Huanchaco, desde donde recordó que las «consecuencias dolorosas todavía están presentes en tantas familias, especialmente aquellas que todavía no pudieron reconstruir sus hogares».

Valoró que «en el momento de oscuridad, cuando sintieron el golpe del Niño, estas tierras supieron ponerse en movimiento y ayudarse «como verdaderos hermanos».

Destacó la «solidaridad, de la generosidad» con la que se ayudaron y «en medio de la oscuridad junto a tantos otros fueron cirios vivos que iluminaron el camino con manos abiertas y disponibles para paliar el dolor y compartir lo que tenían desde su pobreza».

Fuente: EFE

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