Opinión

El multilateralismo de las relaciones internacionales: ¿Espacio vital para China?

Es curioso notar cómo la República Popular China ha aprovechado el nuevo giro que han tenido las relaciones internacionales, en ese cambio inusitado, que no se veía desde los albores de la civilización humana, muy especialmente a partir de la revolución industrial en el siglo XIX, cuando se impuso  el sistema internacional centrado en occidente, que es el multilateralismo, o policentrismo, en las relaciones internacionales, que en esta primera década del siglo XXI marca las pautas a seguir  por los Estados nacionales.

Asistimos, sin lugar a dudas, a una nueva época, que podemos equiparar  a la surgida en el período  del renacimiento, que nos trajo una visión antropocéntrica, dejando a un lado la visión teocéntrica, dando cauce al pensamiento  transformador ilustrado, y que abrió   las puertas  a los imperecederos y trascendentales  principios de igualdad y fraternidad en los seres humanos.

La civilización humana, en este nuevo orden,  debe eximirse de antiguos paradigmas de paz y progreso, como los de la Pax Romana, que ocultaban su verdadero fin de opresión y maximización de beneficios a costa de grupos más débiles, militarmente  hablando. Es una constante en la historia que los grupos más poderosos arguyan una superioridad racial, civilizatoria, para imponer sus sagrados esquemas, así fuesen métodos prohijados en la más abyecta y absurda barbarie.

Tras la guerra fría, el breve espacio de hiper hegemonía estadounidense, y teniendo como colofón la grave crisis económica que mengua a occidente, nuevos actores inciden de forma decisiva en el escenario político internacional,  como es el caso de los denominados Brics: Brasil, Rusia, la República Popular China e India, dando nuevo matices a   los desafiantes retos que acucian al planeta, y contextualizándolos  en la justa dimensión  de una responsabilidad global, ante retos mundiales.

El mundo multipolar es una realidad sin precedentes, desde los albores de  la conformación de las  grandes civilizaciones humanas, entrañando  en su esencia   nuevas  relaciones de fuerzas,  modificando el conjunto de  geopolíticas y las sempiternas  problemáticas internacionales.

Este nuevo escenario internacional  nos presenta   la incontrovertible necesidad de valorar  en la más absoluta dimensión de igualdad, soberanía e independencia los vínculos de   todos los países que componen la sociedad internacional contemporánea, dejando como parte de un  aciago  recuerdo los tiempos de avasallante  colonialismo y  hegemonía, viendo estos vínculos como una relación entre iguales que tienen la imperiosa necesidad de aplicar relaciones de mutuo beneficio.

Si bien es cierto, que los imperios por definición son expansionista, y que los países tienen intereses, no amigos, China, ha aprovechado su fortaleza financiera, económica, y comercial, para hacer un entramado que le permita continuar su proyecto de potencia, evitando obstáculos y haciéndose de aliados que, como Rusia, India, Brasil y Sudáfrica le sirven de apoyo en sus objetivos. Una demostración clara, de este planteamiento, son las visitas oficiales y los acuerdos que han sido rubricados entre estos países y China.

Este nuevo marco conlleva un cambio radical en la mentalidad de los actores políticos,  no quedándose anclados en  antiguos órdenes de influencia de  poder internacional, de corte meramente occidental, soslayando el  multilateralismo,  quienes deben asumir de rol de actores visionarios,  comprendiendo y asumiendo los procesos históricos que marcan nuevas rutas.

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