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Muere un conejo gigante que viajaba rumbo a un concurso; avión de United Airlines involucrado en otro escándalo

La aerolínea estadounidense vuelve a estar en los titulares de los principales diarios del mundo

 

Simon era el conejo candidato a ser el más grande del mundo según su dueña y su muerte la tomó no solo de sorpresa sino que la dejó al borde de un ataque de nervios.

La aerolínea ha abierto una investigación para saber los motivos de la muerte del ejemplar de 10 meses y 90 centímetros. De acuerdo con la versión de su dueña, y según recoge Associated Press, el conejo había sido sometido a un reconocimiento rutinario en el veterinario horas antes de viajar. «Estaba como una rosa. Algo extraño debió pasar y quiero saber el qué». Simon era el hijo de Darius, el conejo de 23 kilos y metro y treinta centímetros de estatura, y, según la dueña, el vástago llevaba el ritmo de su padre.  «La seguridad y el bienestar de todos los animales que viajan con nosotros es de vital importancia para United Airlines y nuestro equipo PetSafe», indicó la compañía en un breve comunicado.

Las polémicas más sonadas de las últimas semanas

United Airlines que está en el ojo de la tormenta desde hace unas semanas, ya estuvo con la primera plana cuando echó a la fuerza y arrancó de su asiento a uno de los pasajeros por sobreventa de pasajes. Los hechos se desencadenaron en un vuelo que despegó en Reino Unido con destino Estados Unidos y difundido por algunos pasajeros a través de las redes sociales. La compañía se enfrenta ahora a una demanda por parte del afectado.

Unos días antes, una de las decisiones protocolarias de la aerolínea obligó a dos chicas a quitarse las calzas y a cambiarse de ropa antes de subir a bordo. La aerolínea cuenta con un apartado dentro de su reglamento para los pasajeros con billete especial que dice que puede impedirse el acceso a los aviones a las personas que no vayan correctamente vestidas, aunque no define con claridad qué es, según ellos, una vestimenta adecuada.

El 17 de abril, expulsó a una pareja que volaba a Costa Rica para casarse. En concreto, tenían asignados los asientos 24 B y C, pero se vieron obligados a sentarse en otros que estaban vacíos después de comprobar que otro pasajero dormía en los suyos. «No pensamos que fuera un problema, no es como si estuviéramos intentando saltar a un asiento de primera clase. Estábamos simplemente en unas filas de la clase económica más adelante de nuestro asiento, en los asientos 21 B y C», explicó entonces uno de los implicados.

Más contenido por Rosa Reyes

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