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El algoritmo capaz de identificar asesinos seriales en EEUU

El algoritmo capaz de identificar asesinos seriales en EEUU
El algoritmo capaz de identificar asesinos seriales en EEUU

Vann llevó a los investigadores hasta seis edificios donde había dejado otros seis cuerpos de mujeres asesinadas

Cuando en octubre de 2014 Darren Deon Vann, un hombre de 43 años, fue detenido por el homicidio de la joven Afrikka Hardy en Indiana, Thomas Hargrove siguió el caso como si se tratara de algo personal. Cuatro años antes, el periodista retirado, experto en análisis de datos, había escrito varias veces a la policía de la ciudad donde sucedió el hecho, con la misma pregunta: «¿Es posible que haya un asesino serial activo en la zona de Gary?».

Nunca le respondieron.

Vann llevó a los investigadores hasta seis edificios donde había dejado otros seis cuerpos de mujeres asesinadas. Antes de pedir un abogado y callar para dejar de autoincriminarse, Vann se jactó de haberse dedicado a matar desde la década de 1990.

En sus correos electrónicos y en sus cartas certificadas al Departamento de Policía de Gary, Hargrove había enviado una serie de hojas de cálculos que él había creado sobre la base de información que la Agencia Federal de Informaciones (FBI) tenía sobre los homicidios en esa ciudad de Indiana: 14 casos sin resolver, mujeres entre 20 y 50 años, todas estranguladas.
«En comparación con las estadísticas del país, el número de asesinatos similares era en Gary mucho más elevado que la norma», escribió Robert Kolker en su perfil del investigador espontáneo para Bloomberg Businessweek. «Tanta gente, muerta de la misma manera en la misma ciudad, ¿no sugeriría eso que al menos unas pocas de ellas, o acaso más, podrían ser casos conectados? ¿Y que el homicida estaría suelto todavía?».

Hargrove ofreció otros datos, ignorados como los anteriores por la policía de Gary: varias de las mujeres habían sido estranguladas en sus domicilios; al menos en dos casos, un incendio había tratado de ocultar lo sucedido; varias de las víctimas habían sido halladas en edificios abandonados.

Ese dato hizo que el ex periodista prestara atención al caso de Vann.
El asesino de Hardy había guiado a la policía a edificios abandonados, donde hallaron otras víctimas estranguladas.

Su método de análisis estadístico servía, comprobó.
Pero si tenía razón, no había logrado evitar la muerte de siete mujeres desde que se intentó contactar con la policía hasta la detención del homicida confeso.

Fuente: Infobae

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