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Un científico de 102 años consigue seguir trabajando en su universidad

Un científico de 102 años consigue seguir trabajando en su universidad
Un científico de 102 años consigue seguir trabajando en su universidad

David Goodall se tenía que haber jubilado en 1980. Pero no quiso hacerlo. Desde hace 37 años va solicitando prórrogas a su empleador, la Universidad Edith Cowan de Australia, y siempre se las han concedido. Hasta hace 4 meses, que le dijeron que debía quedarse en casa por motivos de seguridad: los responsables del centro educativo temían que a sus 102 años muriera en cualquier momento.

Pero este científico que ostenta el título de decano de los científicos australianos, no se ha rendido y ha luchado por conservar su puesto. Y lo ha conseguido.

La batalla por defender su puesto comenzó a mediados de este año. A Goodall le comunicaron que debía abandonar su despacho porque según informa El País “no era adecuado para su seguridad”. Además sus jefes estaban muy preocupados por el largo trayecto que tenía que hacer todos los días para llegar al campus: 90 minutos de ida y 90 minutos de vuelta. Una barbaridad para alguien tan mayor.

Pero este profesor emérito no se rindió. Su motivación es la de seguir investigando y estar al servicio de los alumnos, que encuentran en él toda una inspiración. Sobre todo, porque no cobra ni un euro por su labor.

Según informa ABC News, su lucha se ha visto recompensada tras el esfuerzo realizado por la Universidad, que ha permitido que Goodall pueda seguir formando parte del claustro de profesores. La única condición que le han puesto es que avise a administración cada vez que llegue al despacho, y que de vez en cuando comunique su presencia. Tampoco podrá acudir al campus de motu proprio, sino que siempre tendrá que tener una agenda fijada que será pública y además siempre estará acompañado por alguien.

Desde que supo que iba a poder seguir trabajando, el doctor Goodall es feliz, y mucha culpa de ello la tiene los sentimientos que despierta y percibe en el alumnado y en sus compañeros de claustro: “La gente simpatiza con un centenario que quiere seguir viviendo en sociedad”, ha declarado. “Prefiero estar en el campus porque hay gente alrededor y personas que potencialmente son amigos”.

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