Resto del Mundo

El Gobierno de May cifra en 142.000 millones de euros el agujero del ‘Brexit’

El Gobierno de May cifra en 142.000 millones de euros el agujero del ‘Brexit’
El Gobierno de May cifra en 142.000 millones de euros el agujero del ‘Brexit’

La economía británica crecerá un 2,4% menos, durante los cinco próximos años, como consecuencia del Brexit. Así lo ha reconocido este mediodía Philip Hammond, canciller del Exchequer desde julio, en su primera declaración de otoño, una especie de mini presupuestos en los que el Gobierno anuncia sus prioridades financieras. La factura del Brexit para las finanzas públicas británicas, según los mismos cálculos oficiales, ascenderá a más de 122.000 millones de libras (142.000 millones de euros) en el próximo lustro. Ese es el aumento de las previciones de endeudamiento, respecto a los cálculos del pasado mes de marzo, según la independiente Oficina de Responsabilidad Presupuestaria. Los ingresos fiscales se verán afectados por una rebaja del crecimiento y una inversión menor de la prevista, confirmando los augurios sobre los efectos negativos del Brexit a largo plazo y provocando el mayor deterioro en las finanzas publicas británicas desde 2011.

La sombra del Brexit ha constreñido el campo de acción de un Gobierno deseoso de enterrar la retórica de la austeridad, después de años de recortes con el sacrosanto objetivo de cuadrar las cuentas públicas. Las cuentas de Hammond, las primeras del Gobierno de May y las primeras después de la victoria del Brexit, han centrado sus modestas alegrías en las familias de clase trabajadora que sufren para llegar a fin de mes y que sienten que la desaceleración que siguió a la crisis financiera de finales de la década pasada se cebó especialmente con ellas. El Gobierno ha inventado incluso un mercadotécnico acrónimo para referirse al colectivo: JAM, siglas en inglés de “just about managing”, que podría traducirse como “que se las arreglan a duras penas”. Es un sector de la población que mayoritariamente votó por el Brexit y en cuyo interés ha prometido gobernar la primera ministra.

Para ellos ha prometido Hammond la construcción de nuevas viviendas asequibles, ayudas al alquiler, mejoras en las prestaciones por hijos, una ligera subida del salario mínimo -de 7, 20 (8,4 euros) a 7,50 libras (8,7 euros) la hora desde abril de 2017- e inversiones en infraestructuras que activen la economía. Ayudas, todas ellas, mitigadas por la amenaza que el Brexitcierne sobre la economía, a pesar de que las cifras económicas no han sido, hasta la fecha, tan negativas como muchos pronosticaban.

La sombra del Brexit ya obligó a abandonar la promesa electoral del anterior titular de Economía, George Osborne, de acabar con el déficit para finales de esta década. Hoy Hammond ha prometido hacerlo a lo largo de la legislatura próxima (2020 a 2025). Las previsiones independientes presentadas hoy hablan de una desaceleración del crecimiento: del 2,1% este año al 1,4% en 2017. En los próximos cinco años, ha dicho Hammond, el crecimiento será un 2,4% más bajo de lo pronosticado, como resutado del Brexit.

La deuda pública, según cálculos oficiales aportados hoy por Hammond, superará el 90% del PIB en el ejercicio 2017-2018. El ministro ya advirtió el domingo de las inciertas perspectivas de una economía con “una deuda increíblemente alta” que se enfrenta a “un desafío enorme”. Sus advertencias provocaron las críticas de los más fervientes euroescépticos, que le acusaron de infundado pesimismo. Igual que la primera ministra, Philip Hammond apoyó la permanencia en la UE durante la campaña del referéndum. Ese hecho, sumado a una actitud más pragmática que ideológica, le ha enfrentado al sector más a la derecha del Partido Conservador que, al contrario que Hammond, defiende una ruptura rápida y radical con la UE.

Se habla ya de dos bandos en el Gobierno de May: el encarnado por Hammond, más moderado, y el de los llamados “tres brexiteros” -Boris Johnson en el Foreign Office, David Davis en el ministerio del Brexit y Liam Fox en Comercio Internacional-, los tres ministros encargados de la definición del nuevo lugar de Reino Unido en el mundo. Estos se agarran a que los oscuros augurios de una recesión a corto plazo no se han materializado. Pero, a pesar de la buena salud de ciertos indicadores económicos, la drástica caída de la libra despierta el fantasma de una inflación, como ha recordado hoy Hammond, que podría perjudicar las condiciones de vida, particularmente de ese colectivo de JAM a los que el Gobierno busca contentar. Los expertos advierten, además, de que la incertidumbre sobre el futuro marco del país para el comercio internacional, cuando se consume la ruptura con la UE en 2019, está ya enfriando la inversión y esa afectará a la recaudación en las arcas públicas.

Más noticias