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China, entre la vieja política de Clinton y la imprevisibilidad de Trump

China, entre la vieja política de Clinton y la imprevisibilidad de Trump
China, entre la vieja política de Clinton y la imprevisibilidad de Trump

Pekín.- Las elecciones de EE.UU. plantean a China, según los expertos, un dilema a la hora de entrever quién servirá mejor a los intereses de sus relaciones con la primera economía mundial: si lo «malo conocido», personificado en Hillary Clinton, o la imprevisibilidad a la que aboca un Gobierno de Donald Trump.

Así lo advierten varios de los analistas consultados por Efe, divididos acerca de quién copilotará mejor el timón de las relaciones diplomáticas más importantes del planeta, si la candidata demócrata o el multimillonario republicano.

«Por un lado, ella es el ‘diablo’, el ‘mal’ que ya conocen. Por otro, él es la carta salvaje, el comodín», aseguraba la pasada semana en una conferencia en Pekín Rick Dunham, profesor invitado de la Universidad de Tsinghua.

Y es que fue mientras Clinton era secretaria de Estado (2009-2013) cuando el aún presidente Barack Obama anunció en 2011 el «giro» hacia Asia de la política exterior de Washington, a lo que el régimen comunista respondió expandiéndose en el mar de China Meridional, donde se disputa territorios con países vecinos.

Dunham cree que tanto Clinton como Trump buscarán un nuevo enfoque a esta política si salen elegidos, dados los últimos acontecimientos en la región, sobre todo la decisión de Filipinas de acercarse a China y «separarse» de EE.UU., como dijo el presidente filipino, Rodrigo Duterte, recientemente en Pekín.

Con respecto a otros asuntos, el experto cree que el rumbo variará en función del resultado electoral.

Es el caso de la lucha contra el cambio climático, caballo de batalla común durante los tres años en los que han coincidido Obama y su par chino, Xi Jinping, y al que a priori piensa que Clinton daría más continuidad que Trump; al igual que la desnuclearización de Corea del Norte, donde Pekín y Washington han acabado por lograr cierta sintonía.

«Personalmente creo que, aunque Clinton ha ido en contra de China, para Pekín su política es más familiar, y Trump sólo trae incertidumbre», defiende a Efe el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Renmin, Shi Yinhong.

En cambio, su colega Shen Dingli, decano del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Fudan, prefiere un Gobierno de Trump: «es un hombre de negocios. La cooperación con él puede ser más ventajosa, más práctica», dice a Efe.

Una cooperación no muy clara si se tiene en cuenta que Trump hizo del «China nos roba empleos» uno de sus discursos más repetidos durante los inicios de la campaña y que ha amenazado con emprender una guerra comercial con el gigante asiático, aduce mientras Dunham.

Otros temas de suma importancia bilateral, como la cooperación militar, las diferencias en derechos humanos -en las que Clinton parece tener una postura más dura hacia China que Trump- o las acusaciones mutuas de ciberespionaje, pondrán también a prueba al que salga mañana victorioso de las urnas.

«Lo que el Gobierno chino quiere es que el ganador desarrolle las relaciones en base al modelo actual de no confrontación», dice a Efe en un tono más neutral Wang Dong, subdirector del Instituto de China-EE.UU. de la Universidad de Pekín.

El docente cree que lo más importante es que ambas partes trabajen por aumentar la confianza bilateral para evitar malentendidos, sobre todo en el ámbito militar, y que «el elegido adopte una postura responsable a la hora de gestionar las relaciones».

Sea quien sea, Dunham recuerda por su parte que habrá algo que ninguno podrá evitar al tratar con Pekín, y es forjar relaciones personales con Xi, como requiere la tradición diplomática china.

«Obama logró tener una relación convencional con Xi», asegura, después de que ambos líderes dedicaran gran parte de sus encuentros bilaterales a reuniones de índole informal.

Dunham prevé que, si bien Clinton «podría actuar de una forma más similar a un republicano tradicional, al estilo de George W.Bush», en sus interacciones con Xi y su gabinete, Trump es el verdadero enigma.

«Hay un riesgo mucho mayor con él», remacha.

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