Los 28 líderes de la OTAN reafirmaron este sábado su «unidad» frente a Rusia a raíz de la situación con Ucrania y se declararon dispuestos a un diálogo «firme» con Moscú tras anunciar el mayor refuerzo militar en Europa desde el fin de la Guerra Fría.
«El mensaje principal (…) es que la Alianza está unida, que nos mantenemos unidos», dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en el segundo día de cumbre en Varsovia.
Stoltenberg aseguró que no veían «una amenaza inminente» contra ningún país de la OTAN, pero subrayó que Rusia «no es un socio estratégico». La Alianza ya no está «en la asociación estratégica con Rusia que intentamos desarrollar después de la Guerra Fría», añadió.
Los líderes de la Alianza decidieron el viernes avalar el plan de la OTAN para reforzar su flanco oriental, decidido con la intervención rusa en Ucrania y la anexión de Crimea en 2014.
Esto supone triplicar la fuerza de reacción rápida de la Alianza para alcanzar 40.000 hombres y crear una fuerza expedicionaria de 4.000 miembros capaz de ser desplegada en un plazo muy corto en cualquier foco de crisis.
Los 28, que llevaron a cabo la mayor reforma de la «defensa colectiva» en Europa desde el fin de la Guerra Fría, también decidieron desplegar cuatro batallones en Polonia, Estonia, Lituania y Letonia, para sosegarlos, inquietos por la actitud de Rusia.
Para Moscú, este despliegue amenaza su seguridad en lo que otrora fue su esfera de influencia.
Rusia fue el tema de discusión de la cena del viernes de los 28 líderes. Según Stoltenberg, fue la oportunidad para que los mandatarios pudieran discutir de una manera «verdaderamente franca y abierta».
No obstante, la «unidad» que la OTAN busca subrayar pareció resquebrajarse en esta cumbre. El viernes, el presidente francés, François Hollande, sostuvo que Rusia no era una amenaza, sino más bien un socio.