Una británica de 60 años de edad ha llegado al Tribunal de Apelación de Londres con un intrincado caso que tiene enzarzados a la Autoridad de Fertilización y Embriología Humana (HFEA en inglés), a la Judicatura y a los protagonistas del litigio que, en estos casos, mantienen el anonimato. La ciudadana quiere llevar los óvulos congelados de su hija, su único descendiente, fallecida hace cinco años de cáncer, a una clínica de fertilización de Estados Unidos para ser fecundados allí con esperma de donante, y ella pueda dar a luz a su propio nieto o nieta biológico.
Las abogadas de la mujer aducen que la hija difunta estaba totalmente de acuerdo con la madre y, por eso, permitió la congelación de los óvulos. Ella murió a los 28 años de edad y, según la madre, «estaba desesperada por tener hijos». El regulador de uso de fertilización y embriología humana de Reino Unido argumenta que, a pesar de que la fallecida, consintió que se congelasen sus óvulos, no autorizó el uso de ellos a su madre ni a nadie. Así lo ha sentenciado también el Alto Tribunal de Londres en donde el caso se arrastra desde 2014. Puesto el pleito en términos puramente administrativos, la fallecida no llenó ni firmó los papeles que autorizan el uso de los óvulos aunque sí permitió, por escrito, la congelación de los mismos.
La abogada de la madre ha llevado el caso argumentando que si los óvulos no son utilizados se deteriorarán hasta perecer puesto que ya llevan cinco años congelados. A su parecer, el consentimiento de la difunta a congelar sus óvulos demuestra que la única finalidad de su decisión era la de utilizarlos para tener un hijo.
La madre (o abuela) ha insistido en todo el proceso judicial que ella y su hija planearon la reproducción de mutuo acuerdo. Según la madre, la hija aprobó que la madre-abuela «criara el hijo-nieto». El juez que preside el Tribunal de Apelación que ha admitido el caso, sobre el que decidirán un tribunal de tres jueces, ha dicho que el litigio «presenta argumentos y posibilidades de prosperar de forma favorable a la solicitante [la madre de la difunta]».
