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Obama reta a republicanos con candidato a Supremo

WASHINGTON.- Al nominar a un juez poco polémico de 63 años, el presidente Barack Obama planteó a los republicanos un dilema no deseado en año electoral: ceder o arriesgarse a dejar a Hillary Clinton o Donald Trump elegir un juez para la Corte Suprema que al Partido Republicano podría gustarle incluso menos.

La selección de Obama del juez de apelación Merrick Garland causó un gran impacto en la mañana posterior a las primarias en Florida, Ohio y otros estados clave que dejaron claro que Clinton y Trump serán los candidatos presidenciales de sus partidos, salvo circunstancias extraordinarias.

Obama describió a Garland como un constructor del consenso ecuánime, casi desafiando a los republicanos a bloquear su nombramiento y afrontar consecuencias inciertas de los votantes.

Los líderes republicanos se aferraron a su insistencia de que es el próximo presidente quien debe elegir al reemplazo del fallecido Antonin Scalia, un influyente conservador y que era el miembro más provocativo del alto tribunal. El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, lo describió como «un tema en el que no podemos ponernos de acuerdo».

Sin embargo, hay un factor de riesgo evidente para los republicanos: el sucesor de Obama podría ser demócrata.

Los republicanos detestan a Clinton, pero reconocen que si gana la presidencia, podría nominar alguien mucho más progresista que Garland, que está considerado como un centrista. Al mismo tiempo, la cúpula del Partido Republicano recela en gran medida del impredecible Trump y busca con desesperación una alternativa.

Una victoria demócrata a nivel presidencial podría ir acompañada por el retorno del control demócrata en el Senado, lo que complicaría todavía más la capacidad de los republicanos para evitar que los demócratas se salgan con la suya. Los republicanos disputan sus carreras más duras por el Senado este año en estados como New Hampshire, Wisconsin e Illinois, donde los demócratas esperan que la estricta posición del Partido Republicano ahuyente a los votantes de mentalidad independiente.

No sólo muchos republicanos temen que una nominación de Trump pueda acarrear la condenación electoral para el Partido Republicano, muchos conservadores dudan que Trump sea de verdad uno de ellos. La insinuación de Trump el miércoles de que recibe asesoría política sobre todo de «mí mismo» aumentó la incertidumbre sobre qué tipo de juez elegiría.

Es un tema que los demócratas ya están aprovechando, presionando a los republicanos para que cedan y utilizando su resistencia en su contra en la campaña electoral.

Unos minutos después de la nominación de Garland, el líder demócrata en el Senado, Harry Reid, acusó a los republicanos de «seguir ciegamente las órdenes» de Trump, un argumento que repitió la Comisión Demócrata de Campaña Senatorial.

Dan Pfeiffer, ex alto asesor de Obama, dijo que la combinación del perfil de Garland y una nominación inminente de Trump ha puesto presión sobre los republicanos en el Senado.

«La idea de que están bloqueando la selección cualificada del presidente con el fin de allanar el camino para Trump va ser un argumento muy poderoso que se utilizará sin parar» en estados donde ganó Obama, dijo Pfeiffer.

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