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Papa Francisco: «Todos somos adúlteros delante de Dios»

En una invitación a la sinceridad con uno mismo, el Papa Francisco ha comentado el domingo ante decenas de miles de fieles que «ante Dios, todos somos pecadores; la mujer adúltera del Evangelio nos representa a todos nosotros».

El Santo Padre animaba a los fieles en el rezo del Ángelus a reconocerse pecadores porque ese es el punto de partida para poder arrepentirse y recibir el perdón. Lo hacía con ejemplos de pecados, como «cuando hablamos mal unos de otros, o tantas cosas que todos sabemos».

Su mensaje subrayaba la misericordia de Jesús ante una mujer sorprendida en adulterio, que los fariseos habían traído a la explanada del templo «con sed de sangre» para matarla en público a pedradas. Y, de paso, para tender una trampa a Jesús que, con una sola pregunta, consigue que todos los acusadores y verdugos se marchen avergonzados.

El Papa comentaba que «se quedaron solos la mujer y Jesús, la miseria y la misericordia», y lo que hace en ese momento el Maestro «representa la voluntad de Dios para cada uno de nosotros: no nuestra condena sino nuestra salvación a través de Jesús».

Francisco hablaba en tono casi confidencial, comentando que «este Evangelio es muy bonito. A mí me gusta leerlo y releerlo».

Era un mensaje de esperanza y de misericordia, que completó anunciando un regalo para los asistentes: «Se trata de un Evangelio de bolsillo, el de Lucas, y el libreto se titula ‘El Evangelio de la misericordia de San Lucas’. Os lo distribuirán gratuitamente los voluntarios del dispensario pediátrico del Vaticano y un grupo de abuelas y abuelos de Roma».

Con el estilo de un párroco o de un catequista, Francisco hizo notar que «en la página 123 viene la lista de las siete obras de misericordia corporales y las siete obras de misericordia espirituales», e invitó a todos a practicarlas en este Año Santo de la Misericordia.

Al final, como siempre, saludó a los peregrinos, incluido un grupo de Sevilla y pidió a todos: «No os olvidéis de rezar por mí».

Pero no mencionó que este domingo era el tercer aniversario de su elección. No le gusta ese tipo de comentario y, por otra parte no hacía falta: todos los fieles lo sabían, y estaban allí para celebrarlo con él. La sorpresa fue encontrarse con un regalo.

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