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Comentario Económico: La mayor de las distorsiones cubanas

Uno de los grandes errores del sistema comunista es distorsionar los precios. La consecuencia de ese hecho es una asignación ineficiente de los recursos productivos y el colapso de la capacidad de creación de riquezas.

Desde poco después de enero de 1959, el régimen cubano inició una política que controlaba los precios y los alejaba de los niveles que hubiesen prevalecido en función de la interacción de la oferta y la demanda.

El bloqueo económico de los Estados Unidos permitió al gobierno justificar el desabastecimiento que el control de precios provocaba ineludiblemente. A ese bloqueo se le echó la culpa de la escasez, el racionamiento y las interminables filas para adquirir los bienes básicos.

Los precios constituyen el principal medio de transmisión de las necesidades de la población. Si se les distorsiona, se toman decisiones que llevan hacia el empobrecimiento de la sociedad.

Tómese el caso de los salarios, que es el precio de la mano de obra. Un profesional, con estudios de postgrado, recibe en Cuba un salario mensual equivalente a 21 dólares. Es cierto que recibe educación, salud y otros servicios del Estado gratis, pero eso no es suficiente. Un salario tan bajo equivale casi a una expropiación total del esfuerzo laboral.

El inicio de las relaciones con los Estados Unidos no será suficiente para colocar a Cuba sobre el camino correcto. La medida que sí lo hará será la de establecer los precios de mercado a todos los bienes y servicios. Sólo así se iniciaría el proceso de recuperación de una de las históricamente más brillantes economías latinoamericanas.

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