El Gobierno de Estados Unidos afirmó que la II Cumbre de la Celac celebrada en La Habana «traicionó» el compromiso del continente americano con la democracia al «abrazar el sistema de partido único en Cuba» y urgió a los países miembros a demostrar su apoyo a la libertad de asamblea y de expresión.
El Departamento de Estado ve la declaración de la Celac «particularmente inexplicable para una organización cuyo supuesto apoyo a la democracia y los derechos humanos quedó expresado» en enero de 2013.
Ben Rhodes, viceasesor de seguridad nacional de la administración Obama, pidió coherencia en la defensa de los derechos humanos a los asistentes a la reunión de CELAC, realizada en Cuba.
En particular, Estados Unidos considera «especialmente desalentador e inconsistente que la Celac decidiera aceptar sin cuestionarlas las acciones represivas de su anfitrión para impedir a sus ciudadanos expresar pacíficamente sus aspiraciones democráticas».
En la declaración final de la cumbre de la Celac, los países miembros reitera su «solidaridad con la República de Cuba» y «reafirmaron» su «llamado al Gobierno de los Estados Unidos de América a que ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que impone a dicha nación hermana desde hace más de cinco décadas».
También mostraron su «rechazo a las listas y certificaciones del departamento de Estado referidas a terrorismo, narcotráfico, trata de personas y otras de similar carácter.
